19. Descifra la melodía sin nombre

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La almohada que me golpea para obligarme a despertar y que bien podría estar rellena de plomo, a juzgar por la fuerza con que ha impactado en mi rostro, tarda apenas unos segundos en recuperar su esponjosa textura, permaneciendo donde está durante el par de minutos que me toma decidir que debo levantarme y volver al mundo real. No hay mucha luz en la habitación cuando arrojo el cojín al otro lado de la cama, lo que bien podría deberse a que el día apenas empieza o a que la mañana que me espera será una de esas grises y heladas que me hacen desear jamás haber salido de la cama.

Todavía estoy mirando el techo sobre mi cabeza, aquel formado por las tablillas de madera que sostienen el colchón de mi compañero de litera, cuando una serie de imágenes extrañas destellan en mi mente, recordándome el sueño tan loco que tuve anoche. Han pasado unos minutos desde que recuperé la consciencia, así que no puedo rescatar del todo la invención de mi cabeza, lo que me deja con escenas de mí bebiendo en un raro bar y otras veces atendiendo tras la barra de uno. No es todo, pues recuerdo a dos lindos niños y una luminosa terraza, de esas en las que se celebran las barbacoas.

Por más extraño que parezca, mi mente construye imágenes de mi bailando una canción que no logro recordar, aunque supongo que tiene sentido pues en un segundo estoy seguro que donde estoy bailando es a mitad de una calle solitaria de una zona que no conozco y al siguiente instante, tengo la sensación de que el escenario era más bien un salón, con las luces cayendo sobre mí, igual que en las películas cuando los protagonistas son lo único que sale en la escena. Algo que sí sé con seguridad, aunque tampoco sé por qué, es que la persona con la que bailaba debe ser la misma en ambas situaciones.

Lo que me lleva a preguntarme: ¿quién podrá ser?

— Con un demonio, Sehun, mueve el culo. Ya sé que odias al Sr. Yoo pero debemos presentarnos a su clase.

El reclamo de Jongin, quien viene entrando al dormitorio después de haberse lavado, me hace volver a la realidad y olvidarme por el momento de mi ridículo sueño, sustituyendo aquella rara serie de imágenes con la advertencia que ese viejo amargado nos dio la última clase y en la que prometía suspendernos si acaso se nos ocurría acumular una inasistencia más. No es que como que me importe mucho suspender historia, asignatura que por cierto no soporto, pero ya tengo bastantes problemas con mi madre por no haber elegido aun una especialidad a comienzos del semestre, como para agregar el tema de mis malas calificaciones en las materias comunes.

Hace sólo seis meses que comencé la universidad, una escuela a la que pude aplicar por mis buenas notas en la preparatoria que, como todo en mi etapa escolar, fueron el resultado de haberme esforzado para mantenerme en el camino a fin de que Han Ah no decidiera dejar de pagarme las clases de música o divertirme con la pequeña banda de rock que formé junto a unos amigos desde los días de secundaria. Hoy en día, estoy en una edad en la que yo solito podría pagarme una escuela de música y creo ser lo suficientemente independiente como para decidir si puedo seguir con la banda o debo renunciar.

A pesar de que diga esto, sé lo importante que es para mi madre el que su único hijo se licencie en una verdadera carrera así que aunque mi corazón grita con todas sus fuerzas que debería hacerle caso a mi mejor amigo y especializarme en Música, saber de antemano que a Han Ah eso no le gustará y que reñiremos horrible por elegir una carrera sin futuro y en la que es probable que me muera de hambre... bueno, Jongin también tiene razón y si al final elijo especializarme en Administración, todavía puedo luchar por el loco sueño de alguna vez abrir un bar y ser los putos amos del entretenimiento nocturno.

Justo ahora, no tengo tiempo para andar divagando sobre la carrera que, quiera o no, deberé elegir al final de este semestre, así que decido ocuparme del problema inmediato y no darle motivos al Sr. Yoo para suspendernos de su materia. No demoro mucho corriendo a lavarme y volviendo para meterme en los tejanos gastados y la camiseta oscura que se asoman del armario, aunque creo recordar que me prometí llevar la segunda a la lavandería del campus la semana pasada y, bueno, ya le tocará una buena perfumada.

Esta vida no es mía [Hunhan] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora