Capítulo 13

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Narra Ámbar

Entro a la cocina topándome con Wolf quien se sirve un vaso de licor para tomárselo de una, vuelve a servir un otro para repetirlo:

Abro la nevera y saco una jara de agua, lo sirvo en un vaso y vuelvo de dejar la jara en la nevera, al voltearme Wolf agarra mi cuello pegándome a la puerta de la nevera. No aprieta, solo agarra.

— ¿Qué hice ahora? — murmuro.

Este ríe.

—Nada... Es que me gusta como reaccionas

Su mano libre baja por mi espalda hasta mi trasero y sube una de mis piernas colocándola en su cintura. Agarro su agarre en mi cuello tratando de soltarme.

— Suéltame! — hablo entre dientes.

Hunde su cabeza en mi cuello haciendo que mi piel se erice. Dejando besos húmedos por mi cuello, da un mordisco haciéndome jadear para pasar la lengua por el lugar.

— Wolf... Ah... detente...—-Me ignora y sigue con lo suyo. — La otra noche dijiste que solo querías quitarte las ganas y lo permití para que me dejaras ¡en paz!

— Para mi nada es suficiente...— se endereza quedando más alto que yo, me mira con esa seriedad que me hace tensar. Se acerca colocando mi otra pierna alrededor de su cintura. Me aferro a él o me voy a caer.

— ¿Si te das cuenta que estamos en medio de la cocina?...— murmuro sobre sus labios cuando se acerca— Cualquiera puede vernos.

— ¿Qué importa? Son las malditas 1 de la mañana, Stone. Los únicos que están despiertos son los guardas de alrededor y tienen el voto de silencio.... Así que... Nadie nos va a ver— devora mis labios con rudeza.

Me contengo para no seguirle el beso pero muerda mi labio inferior sacándome un jadeo.
Mete su lengua tratando de encontrar la mía hasta que dejo que la encuentre. Aprieta su cuerpo el mío dejando a mis senos atrapados entre su pecho desnudo. Baja sus manos a mi short y lo quita dejándome en bragas.

Me aferro a su cuello cuando siento su erección en mi sexo, se mueve empapando su jogger con mi flujo. Me froto aún más contra el ya que me gusta esa fricción. Bajo mis manos por su torso hasta el elástico de su pantalón lista para meter mi mano, pero algo comienza vibra en mi muslo izquierdo.

Su celular.

Al parecer está tan concentrado masajeando mis senos que no lo siente.

— Wolf...Tu celular... está vibrando— agarró su rostro para que me mire. — Wolf! Tu celular está vibrando!

Gruñe y camina hasta el gabinete dejándome sobre este. Saca el celular de su bolsillo sin apartarse de mi.

— ¿Qué pasa?— pregunta con un tono fuerte— ¿Para esto me llamas? ¿No puedes hacerlo tú?... oh claro que no, inútil!

Trato de sepárame de el, pero su mano está clavada en mi cintura.

— ¿Sabes que hora es, Mason?... ¿No?... Son la maldita una de la mañana, cabrón — gruñe— mañana me encargo, mientras solo encadénalo y ya, Joder...

Lo empujo haciendo que me suelte. Este me mira mal y trata de acercarse, pero me alejo.

— ¿Es todo?... bien. No me vuelvas a llamar para estupideces ¿Está Claro? — cuelga.

— Voy a subir...— Me doy la vuelta, pero agarra mi brazo y me pega a su cuerpo— Wolf... por favor...— murmuro. Agarra mi rostro para que lo mire. Se acerca,pero desvío la mirada. — Buenas noches, Wolf— no me suelta.

— ¿Buenas noches? — Ríe — ¿Desde cuando tienes modales?— relame sus labios.

— ¿Qué ganas con esto? — pegunto— ¿Que te cuesta dejarme en paz? — trato de empujarlo— Suéltame!

— ¿Qué es lo que te pasa?! Parecías disfrutarlo ¿Ahora me vienes con eso? — se aleja— Yono te obligue a nada aquella noche y lo sabes. Cada roce, cada beso, no te amenacé a acostarte conmigo ¿o si?—

No respondo por que es cierto.

— Aun te tengo ganas, es cierto y tu también. — vuelve a acercarse— ¿O me vas a decir que ahora mismo no estás mojada?... ¿Ah?

Trago en seco.

— Si, me calientas y me imagino que a muchas también, pero estoy segura que no volvería a acostarme contigo...— digo

— ¿A si?— sonríe divertido— hace unos minutos no pensabas lo mismo ¿crees que no sentí como ibas a meter tu mano en mi pantalón?

— No estaba consiente...— me Excuso.

— Si, si, al igual que va a pasar con otras y otras veces... — su sonrisa no cae.

— ¿Piensas tenerme aquí toda la maldita vida?— me acerco confrontándolo— Me van a encontrar y te voy a encerrar. —Levanto mis puntas para poder llegar a su rostro. —Buenas noches, Wolf — beso sus labios y paso por el lado.

Siguiente Día.

— Señorita Ámbar... Señorita...— escucho la dulce voz de Elena. Me remuevo en la cama — Tiene que levantares o se le hará tarde.

— ¿Tarde para que?— la miro
extraña.

— Ay! De seguro el Señor no se lo dijo anoche ¿cierto?...Van a partir para Argentina en unas horas— Me ayuda a levantar— El Señor me pidió que la levantara hace una hora, pero la veía tan agotada que le dejé descansar, ahora necesitamos avanzar ¿si?

— ¿Donde está?— pregunto con el ceño fruncido.

— Es su despacho, pero....— no la dejo terminar y salgo de la habitación a paso rápido y corro al su despacho para entrar azotando la puerta.

— ¿Argentina? ¿En serio?! — alzo la voz.

Su rostro se vuelva más serio al ver como ando vestida. Estoy en bragas y con una camisa... que es de el...

Se levanta de su silla.

— Si querías enseñarle el culo a mis socios sólo tenías que decirlo— gruñe.

Mierda...

Miro de reojo y noto todo el despacho lleno de hombres que no disimulan en mirar mi trasero. Elena aparece y agarra mi brazos.

— Vamos, Ámbar— me jala.

— Cuando pienso que no puedes ser más pendejo, me sorprendes...—Sonrío para salir de ahí.

"Ahí te voy Argentina!"

Un Maldito MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora