Capítulo 3

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Ámbar

Una luz molesta en mis ojos. Me siento tan cómoda, no quiero ir a trabajar. Me deslizo hasta el borde y caigo sentada aún con los ojos cerrados.

Los recuerdos llegan a mi mente y abro los ojos. Noto que no estoy en mi habitación, es una habitación enorme, tiene sala y una vista hermosa con un balcón. Me levanto y verifico todo mi cuerpo, mi vestido no se encuentra solo una camisa grande negra.

Me levanto corriendo hasta la puerta y trato de abrirla, pero es imposible.

Pasaron los segundos alguien entró, mejor dicho, El entro. Lleva un traje negro junto una sonrisa arrogante. No se por que me gusta tanto su perfume.

— Por fin despiertas, pensé que te habías muerto.

— ¿Por que dices eso? — pregunto.

— Una hora más y serían dos dias dormida, además de que te di solo la mitad de la pastilla— comenzó a dar pasó hasta mi.

— ¿Me drogaste? — pregunte sería.

— Así es. Tu también lo ibas a hacer conmigo — quedó a centímetro de mi.

— ¿Tu me cambiaste la ropa?— pregunté entre dientes, espero que si respuesta sea un no.

Asiente con una sonrisa — Y no sabes cuanto lo disfruté— relamió sus labios.

Me quedo callada unos segundos esperando que solo quiera joderme, pero parece no ser el caso. Mi bofetada retumba en toda la habitación girándole el rostro. Toca su mejilla y vuelve a mirarme. En segundos estoy contra el ventanal acorralada por su cuerpo y su agarré en mi cabello.

— Hazlo de nuevo y... — Sentencia lento, pero baja su mirada tratando de calmarse y suelta mi cabello bruscamente.

—Yo no te cambie, fue Elena. No haría nada que tú no estuvieras de acuerdo, pero no me provoques. — camina hasta la puerta y antes de salir se detiene. — Compórtate, no soy alguien de paciencia, pero hare un esfuerzo contigo.

Sale dejándome aún más confundida. A los minutos entró una chica y una señora con una bandeja de comida.

— Hola, nosotras le vamos a traer la comida en lo que el Señor decide dejarla salir.

Me siento en la cama —Gracias, pero no tengo hambre.

— ¿Por que estás aquí? Es raro que el señor Wolf traiga a una mujer aquí. — Pregunta la chica.

— Yo realmente pensé que me iba a despertar amarrada o algo. — Río— Al parecer tiene otros planes para mi el muy cabrón.

— Sabemos que quieres encerrar a nuestro jefe. Pero notaste que no es un tonto — habla la señora.

Asiento y dedico mirar la comida. —¿Esto contiene algo?— preguntó.

—No, tranquila. Lo hicimos nosotras y no se preocupe por el señor Wolf jamás a tocado a una mujer que no lo desea, me entiende ¿cierto? -dice Emma.

Probé un poco de frutas y vi que había pescado.

— Umm, soy vegana —dije con una sonrisa de lo siento. — No como casi nada de aquí.

— No se preocupe, la comida no se desperdicia, el señor se molestaría.

Como algunas frutas y vegetales. No puedo mentir, tengo el presentimiento de que solo quiere aparentar para agarrarme con la guardia baja. Debo permanecer alerta si quiero sobrevivir.

Salí al balcón, una fresca brisa rosó mi rostro, es de noche y solo hay árboles alrededor. Los poco guardias rodean la casa. Es ahora o nunca.

Agarro todas las sábanas que habían, les hice nudos haciendo una soga lo suficiente larga para poder bajar.

Que comience la primera parte del plan.

Un Maldito MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora