7. (Im)posible

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Tercera Parte:


Amber


Aunque ya no era algo que pudiese ocultar, nunca pude llegar a comparar semejante sensación que me irrumpió después de haber tenido tan cerca a Dan la noche de navidad.

Era un efecto que se aceleraba y cedía dentro de mí, y aunque quería parecer lo menos afectada posible no lo podía controlar.

Al llegar a mi casa esa madrugada todo dentro de mí se caía a pedazos desordenadamente...

Me senté y sin encender ni un solo foco de mi piso; comencé a recordarlo a tan pocos centímetros de mí.

Tenía tantas preguntas que invadían mi ser, pero la que más se repetía aquí dentro era ¿por qué se había acercado así?

Y, ¿por qué tenerlo a tal distancia me había gustado tanto? De una forma tan delicada... y peligrosa.

Sin control me llevé una de mis manos a mis labios, aquellos que no probó, unos instantes después pude concentrarme en lo que de verdad me preocupaba...

Si no nos hubieran interrumpido no estoy segura hasta donde habríamos llegado, si lo besaba, si él me besaba, no podría parar, pero de nuevo me tuve que centrar en lo que sucedió en seguida de nuestro nudo de nerviosismo.

Después de escuchar tocar a la familia de Dan quedé encantada al darme cuenta de que la única razón que nos unía esa noche a todos; era la música.

Cuando se llegó la hora de irme me dirigí a tomar mis cosas y la madre de Dan, Paula, se me acercó.

—¡Fue un placer tenerte hoy aquí, cariño! —dijo con tremenda sonrisa, mientras yo descolgaba mi abrigo del perchero.

—Muchísimas gracias de nuevo a ustedes, ¡tienen una hermosa familia! —respondí.

—Gracias por devolverme a mi hijo... Dan, no sería ni la mitad de lo que es ahora sin ti en su vida —sonreí en sorpresa.

—Aunque no lo parezca, me estoy encontrando con una versión de mí misma que me gusta mucho gracias a él —asentí con firmeza—, su amistad... —quise seguir, pero ella me interrumpió.

—A mí no, Amber —me soltó— lo quieres... —me dijo como afirmando.

Me quedé en silencio absoluto, no podía creer lo que Paula me acababa de decir.

—¿Perdón?

—¿Que si lo quieres, Amber?

Mi corazón iba a estallar.

—Con más fuerza cada vez... —le aseguré bajando la cabeza.

Paula se quedó sin palabras al corroborar lo que había especulado esa noche, me miró tiernamente y me tomó las manos.

—Sé que tienes miedo Amber, lo puedo ver, pero si la vida ya nos ha dañado lo suficiente ¿por qué el amor también tiene que ser otra razón? Dependiendo de la decisión que solo ustedes dos puedan tomar... quiero que recuerdes, que Dan siempre te mirará con el corazón, para él, ahora eres parte de su mundo, él te quiere mucho. Mi hijo...

Pero antes de que pudiera seguir, Dan se acercó a despedirse también.

Se ofreció a llevarme de vuelta a mi apartamento, pero lo convencí de que no era necesario, les agradecí por última vez, los abracé y me monté en el taxi que me llevaría de regreso.

Esa madrugada no pude ni dormir, pensaba en todo, y luego en nada a la vez...

Mi insomnio tenía nombre, apellido y unos preciosos ojos verdes.

La Melodia al Oir Sus Ojos +18 [ACTUALIZANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora