13. La Apuesta

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Amber


Al llegar a casa de Sara, el vecindario estaba repleto de vehículos y personas.

Ya no recordaba lo inmenso y hermoso que era ese lugar, quedaba solamente a unos cuantos minutos a las afueras de la ciudad y cada año; desde que me había mudado a Nueva York, Sara organizaba una pequeña reunión con amigos, música y los mejores juegos para recibir la hermosa primavera, y aunque creí que ese año ya no se llevaría a cabo la fiesta, Sara me volvió a sorprender con su generosa invitación.

Tenía que ponerme al tanto de todo con mi mejor amiga ya.

La cabaña tenía un ambiente hogareño que lo caracterizaba, con paredes de madera oscura y piedra.

Al entrar, lo primero que te llamaba la atención era una sala de grandes sofás blancos y muebles acogedores, con pinturas de paisajes y algunos viajes de la familia de Sara, al centro estaban las escaleras de caracol que daban a las habitaciones principales, y la cocina quedaba justo al lado de la puerta que daba acceso a la fenomenal terraza.

La sala estaba repleta de personas charlando y bailando, en el centro se podía observar a algunos de mis amigos de la universidad jugando twister.

Recorrimos la entrada saludando a unas cuantas personas, hasta que llegamos a la puerta que daba a la terraza; todos iban de un lado a otro, había gente jugando pelota en la piscina mientras la llenaban de espuma y flotadores, a su alrededor, había bombillas y faroles colocados por todas partes y en una esquina, estaba un pequeño bar en el que servían las bebidas y donde alcancé a distinguir a Sara charlando con Valery y Joseph, nuestros mejores amigos del instituto.

Me iba introduciendo entre las personas que festejaban, mientras Dan me seguía tomándome de la mano, hasta que llegamos junto a ella y la abracé por detrás sorprendiéndola.

—¡Hola, torpe!

—¡Ey, hola! Creí que ya no vendrían... ¡Hola Dan! —dijo Sara saludando.

—No sabía que tenías tantos amigos, Sara.

—Te sorprenderías, aunque son más personas de las que esperaba, pero, espero que no haya mucho caos y se diviertan... —volteó hacía los chicos presentándolos—. Mira, ellos son Joseph y Valery, unos viejos amigos de la universidad.

—Él es Dan, mi novio, pero creo que ya se conocen —terminé por ella.

Dan me miró sorprendido con una sonrisa de oreja a oreja.

—Mucho gusto..., Danilo Díaz —dijo saludándolos.

—Tú... ¿eres el guitarrista de aquella banda que tocara hoy? —dijo Valery emocionándose.

—Así es, él mismo —dije con la misma emoción.

—Hablando de eso, Dan —Sara se acercó a él—... Johan esta por allá... al fondo junto a la piscina, me dijo que te avisará que fueras a buscarlo en cuanto y llegaras —señaló la otra esquina de la terraza, donde no habíamos echado un vistazo y ya se encontraban los amigos de Dan alistándose para tocar.

—Él deber me llama —dijo Dan acercándose a mí para despedirse.

—Sabes que tendrás a tu fan número uno elogiando tu nombre desde aquí, lista para ti, guitarrista.

—No te vayas a lastimar, rulitos... —dijo rosando con sus dedos mi garganta mientras me daba un beso corto.

Dan comenzó a caminar por la orilla de la piscina mientras se acercaba a Johan que lo saludaba desde lejos.

La Melodia al Oir Sus Ojos +18 [ACTUALIZANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora