Dan
Sus labios rojos al pronunciar mi nombre me dejaron pequeñas dilataciones en el pecho que electrizaron cada terminación de mi organismo.
Nuestras mentes podían seguir engañando a nuestros esfuerzos sobre lo que sentíamos, pero esa noche pudimos mostrarles a nuestros corazones lo único que ya no podíamos ocultar.
El amor recorría nuestras venas y lo veía en los ojos de Amber gritándome en la oscuridad, parecía irreal.
Por nuestra piel se podían ver las notas de cada composición que se recorrían a cada beso y pulsación de nuestro aliento.
Amber era una de esas bellas melodías que sabes que te van a gustar para toda la vida, una de ellas, que jamás podrás renunciar a escuchar.
La madrugada nos tocaba y yo solo anhelaba que llegaran esas grandes preguntas, porque sabía que tenía las respuestas cuando ella podía prestarme su mirada.
La gran tormenta a nuestro alrededor estaba cesando, los nubarrones con grandes relámpagos se miraban alejarse por la habitación, las luces de la ciudad de madrugada encendían el ambiente.
Me encontraba recostado sobre la orilla de la cama y a mi lado, estaba Amber descansando sobre mi pecho, mientras escuchaba mi corazón acelerarse.
Nos cubría solamente un par de sabanas, no decíamos nada, estábamos tirados sobre las sábanas, mirándonos a los ojos, esos ojos avellana dónde se reflejaba cada luz de esa noche. Nuestras manos y piernas seguían temblorosas, pero ya no nos importaba.
—¿Todo bien, te hice daño? —le pregunté en un susurro que rozó su nariz.
Ella solo meneo la cabeza como respuesta, sonriéndome...
—Estoy bien, es solo mi pulso el que aún sigue tan apurado.
Me acerqué hasta ella y besé su frente con cariño...
—Pero tú eres él que pareces, algo sentimental.
Me reí.
—¿Cómo es que no puedo ocultarte nada? —le pregunté.
—Porque, creo que aún sigo afectada por el guitarrista de cierta banda.
Le sonreí como un idiota.
—¿Mmmm?... ¿lo conozco?
—No lo creo, es un chico presumido, terco, todo un romántico empedernido... pero es bastante atractivo... no se lo digas, seguramente se lo creerá.
Me eché a reír y rodeándola con mis brazos rodamos en la cama.
—Eres única Amber —tomé aire—, es por eso que sigo enamorado de esos ojos cafés, que me muero cada vez que parpadeas.
—¿Así? —Amber me miró y acto seguido; parpadeo muchas veces riendo.
Le di un beso corto.
—Buenas noches, rulitos —le susurré despacio.
Ella me abrazó fuerte lo que quedó de esa noche.
Yo solo podía sentir el calor de su cuerpo junto al mío.
Sabía que ya no iba a poder soltarla.
...
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La Melodia al Oir Sus Ojos +18 [ACTUALIZANDO]
RomanceAmber es arrastrada a la abertura de una discoteca, donde conocerá a Dan, el guitarrista de la banda que pondrá su mundo de cabeza. El ritmo de sus vidas cambia cuando esta chica decide dejarle el móvil en la chaqueta con el pretexto ideal para volv...