19. Julio, 23

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Dan


Me desperté de golpe.

Cuando abrí los ojos todo estaba en calma.

Me incorporé en la orilla de la cama mientras permanecía quieto. Intenté avivarme del desorden que los medicamentos le habían hecho a mi mente cuando descubrí un retoño de flores que parecía crecer en mi piel, estaba pegado a mi muñeca derecha y en un segundo el nombre de ella llegó a mi cabeza...

Amber.

Una sonrisa nació en mis labios y creció cada vez, un detalle así como ese, solo podía salir de una cabecita tan curiosa que solo ella podía tener.

Levanté mi vista hasta el televisor donde pasaban un canal de noticias, parecía que estaban dando informes sobre un accidente que había pasado solo a unas cuantas calles abajo del hospital, pero bajé el volumen cuando el fuerte porrazo de las puertas golpeándose no muy lejos del pasillo me espantaron de pronto, no tenía idea de que estaba pasando afuera, pero necesitaba ver a Amber y a mi familia ya que faltaba poco para marcharme de ahí y tan solo quería tener de frente una cara familiar.

La imagen de Trevor entrando en mi cuarto me arrolló de repente.

Entró rápidamente mientras cerraba la puerta a su paso, se quedó unido a la puerta mientras me daba la espalda. Después, solo dejó salir un corto suspiro...

     —Trevor... ¿Está todo bien...? —le pregunté casi con un hilo de voz, tragué saliva involuntariamente y me quedé inmóvil. Ninguno comentó nada, me desesperé mientras mi hermano se daba vuelta para afrontarme y fue cuando lo vi. Tenía el rostro lleno de miedo, arrastró los pies con demora y sus resuellos fueron precipitados, escaneé como su labio temblaba de dolor, pero permaneció callado— Trevor, por favor estoy hablándote... ¿qué ha sucedido?

     —Yo no... no sé cómo empezar... empezó a murmurar mientras mis manos empezaban a ponerse frías—. En primer lugar... no sé si es buena idea que esté haciendo esto en realidad.

     —Dime algo, me estas asustando...

     —Amber... —comenzó a temblar—... salió hace un rato. Se llevó la bicicleta de su padre porque... no sabíamos a donde iba... y ninguno de nosotros la detuvo. Los testigos dijeron que Amber cruzó la calzada..., pero en ese momento, una motocicleta salió hasta donde ella se encontraba. No logró frenar...

Me levanté velozmente de la cama y sentí como el suelo se hundió bajo nosotros.

Después, solo hubo silencio.

     —¿Qué estás diciendo...? —sentí un vacío en el corazón que me disparó el pulso.

No... no... por favor no...

     —Amber se... se golpeó muy fuerte la cabeza al caer en el pavimento... ella... murió el instante.

Yo negué lentamente.

     —... eso no es verdad —apenas pude murmurar, el pecho me subía y bajaba, comencé a negar con la cabeza— Trevor te estas equivocando. No es cierto... eso... no es cierto... quiero verla —la ansiedad me hizo levantarme de la cama, pero los brazos de mi hermano me lo impidieron— ¡suéltame...! ¡Ella... estaba aquí conmigo...! no pudo irse... ¿dónde está?

Su silencio me hundió en segundos. La vista se me nubló llenándoseme de melancolía. El corazón se me arrugó con fuerza a cada segundo que pasaba sin que alguien me asegurara que Trevor estaba mintiendo... pero su silencio solo vino a aclararme las cosas...

Caí, me derrumbé, me desplomé, me quebré una... y otra... y otra vez, creyendo que cesaría, pero no lograba alejar el dolor.

Estaba experimentando por primera y única vez lo que era estar muriendo de verdad, aquella luz se estaba disipando y todo el miedo desaparecía convirtiéndose en daño y en malestar punzante en mi pecho.

La Melodia al Oir Sus Ojos +18 [ACTUALIZANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora