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—¿Bam?

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—¿Bam?

—¿Uh?

—¿Estás bien?

El moreno finalmente alzó la mirada, dándose cuenta de que el ojizarco había estado llamándolo. Se sintió mal por no haber respondido antes, pero sus pensamientos lo distraían lo suficiente.

—Ah… Sí. Sólo me distraje un poco.— Murmuró en respuesta, y el niño de piel lechosa se quedó observándolo un rato, como analizándolo.

Finalmente Khun se inclinó un poco, hasta que su rostro y el de Bam estuvieron casi a la misma altura. Y el moreno no sabía cómo reaccionar, su corazón casi estalla en su pecho por los nervios y la confusión. Pero el ojizarco sólo puso una de sus manos en el cabello castaño de Bam, y lo acarició con delicadeza. 

—¿De qué te preocupas tanto, Bam? Si estás a mi lado, nunca dejaré que te hagan daño.

Y ese momento se detuvo para ellos, siempre era de aquella manera. Era como si, al estar juntos, no importara nadie más. ¿Y quién podría juzgarlos? Si el dorado y el azul hacían una preciosa combinación, ninguno se cansaría de contemplar los ojos del otro.

Pero esos instantes también eran momentáneos, y Khun sabía que ya debían subir al escenario. Por lo que decidió alejar su mano del cabello del contrario, y enderezarse en su lugar. 

—Será mejor que saques la tarjeta del forro que te di, o se dañará.

Bam lo miró, desconcertado. ¿Cómo Khun podía simplemente actuar de esa manera tan fácilmente, y luego hacer como si nada? Pero sólo suspiró, frustrado y sin poder comprenderlo, y quitó el forro negro de la tarjeta que colgaba en su pecho. Pero antes de que pudiera subir al escenario, el peliazul lo detuvo y negó con la cabeza.

—¿Quieres caerte apenas pises el escenario? Debes sacar la tarjeta y sostenerla en tu mano.

Y entonces, con facilidad el ojizarco desató el nudo que ataba la tarjeta a la cadena. Esta siguió colgando en el cuello del moreno, como un collar sin dije. Luego, tomó una de las manos de Bam y dejó la tarjeta allí, no sin antes quitarle el forro negro y guardarlo en uno de los bolsillos de su pantalón.

—Ahora sí, entremos.

Y caminó dentro, subiendo las escaleras que habían después de pasar una puerta. Eran bastantes escaleras ya que el escenario era alto, pero cuando el castaño puso un pie ya sobre el escenario, sintió un peso repentino en su mano derecha, provocando que se tambaleara peligrosamente.

 Al bajar la vista, vio con sorpresa que en su mano ya no había una tarjeta, ahora era una espada con forma de aguja. La espada era algo pesada, por lo que Bam entendió lo que Khun quería decir, si hubiera continuado con la tarjeta en su cuello, se habría caído de cara por el peso de esta después.

"Con este objeto serás capaz de sobrevivir en la Torre". Había dicho aquella princesa, Yuri, cuando le dio la tarjeta hace casi un mes.

ʸᵒᵘ ᵃʳᵉ ᵐʸ ᵗʳᵘᵉ ˢᵗᵃʳ | ᴷʰᵘⁿ ˣ ᴮᵃᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora