Piel lechosa, que le daba un aspecto tan delicado. Acompañado de unos grandes ojos azules, tan profundos y brillantes como los zafiros. Y un suave y sedoso cabello celeste. Bam creía que se trataba del chico de sus sueños, pero Khun en realidad era...
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Bam y Rachel habían aprendido a comunicarse mejor. Cuando Bam tenía una pregunta, la garabateaba con dificultad en un papel –A veces se preguntaba cómo es que sabía escribir, podía hacerlo con dificultad, pero podía hacerlo–, y Rachel se limitaba a responderla. Así la pasaban todo el día, donde Bam cada vez se emocionaba por aprender más y más.
Rachel le había explicado que la casa donde estuvo Bam se había incendiado por una razón aún desconocida, pero allí vivían Arlene y V, sus padres. Según la rubia, la policía seguía investigando el caso, pero nunca habían encontrado el cuerpo de Bam.
Rachel amaba investigar, le explicaba a Bam que de pequeña siempre quiso ser detective, así que ella, contra todo pronóstico e incluso ignorando la cinta policial alrededor de la casa de los Grace, revisó cada centímetro de la casa semi destruida en busca del cuerpo de Bam. Hasta que cuando resignada y casi a punto de irse por no haber encontrado nada, se tiró en el piso, sobre el suelo alfombrado de algún pasillo de la casa. Y entonces sintió algo molestando en su espalda. Luego de terminar de destruir la alfombra del lugar para revisar qué era lo que la había molestado, entró en cuenta que se trataba de la pequeña puerta del sótano de la casa, donde se encontraba Bam al borde de la muerte.
El sótano fue quizás, el único lugar completamente intacto de la casa. Sin embargo, no había siquiera una lámpara o alguna bombilla, sólo era el cuerpo inerte de Bam cubierto por unos sucios y viejos harapos.
Cuando Bam escuchó todo aquello tuvo incluso más preguntas que antes, ¿Por qué estaba en el sótano? ¿Sus padres lo dejaron allí? Pero pensar aquello hacía que su delgado cuerpo temblara frenéticamente.
Rachel también le había comentado que el doctor Headon le había explicado que al parecer Bam no recordaba nada, al menos nada aparte de que pasó sus últimos días en la completa oscuridad. Aquello se debía quizás a que además de la desnutrición severa que tuvo Bam, también tenía una leve conmoción cerebral, razón por la que Bam tenía algunos problemas para mantener el equilibrio al caminar, e incluso para concentrarse en algo tan simple como el canal de las noticias. Pero afortunadamente, los síntomas eran temporales, por lo que quizás podría mejorar en pocas semanas.
Bam había mejorado un poco en los últimos días, intentaba alimentarse bien para no volver a colapsar, caminaba de a poco para que sus piernas ya no estuvieran tan entumecidas, e incluso intentaba escribir y leer un poco cada día. Pese a ello, aún no podía hablar correctamente, pero cada día intentaba practicar decir una frase en voz alta, para lograr hablar con normalidad de nuevo.
Fue inevitable que un día le dijeran a Bam que saliera de la casa, luego de casi una semana sin salir a ningún lugar. Y aquello se debía a que debían comprarle ropa nueva, ya que lo único que tenía eran dos suéteres, un pantalón negro, y una pijama. Y no era que el castaño se quejara, cada día lavaba un suéter para usarlo al día siguiente, y así sucesivamente. Pero todos le decían que debía tener más ropa.
