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Maratón 1/2

Khun había tenido bastante suerte de no haber sido detenido en el camino a su propio dormitorio

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Khun había tenido bastante suerte de no haber sido detenido en el camino a su propio dormitorio. Hace un tiempo, poco antes de haberle comprado a Bam un dormitorio propio para él, Khun también se compró uno propio para no tener que quedarse más en la mansión de los Khun. De alguna forma, seguir ahí luego de la muerte de su hermana, sólo le daba escalofríos por lo frío que todo se había vuelto.

Para Khun, pese a ser tan joven, el dinero no era un problema. Aunque sus gustos fueran tan sofisticados, su dinero nunca peligró. Ya que además de ser uno de los tantos hijos de Eduan, un viejo adinerado, el pequeño peliazul por sí mismo conseguía dinero fácilmente también. Su carrera musical aún no había comenzado oficialmente, pero no faltaba tanto tiempo para ello. Aún así, por su gran talento, el peliazul recibía una paga por lo que hacía. Componía canciones desde los siete años, las producía él mismo y las vendía. No todos sabían eso, pero de todos modos, era bastante reconocido por el público más que todo por vídeos filtrados donde él cantaba.

Tenía bastantes fans incluso antes de comenzar oficialmente su carrera musical, lo cuál había sido una gran ventaja. Sobretodo porque ya no faltaba mucho para su primera presentación de forma profesional...

El peliazul suspiró, saliendo de sus pensamientos. Se detuvo frente a la puerta de su dormitorio, tomando la tarjeta que había guardado antes de volver, en uno de los bolsillos del pantalón de Bam que se había puesto. La pasó por la máquina ubicada en la pared junto a la puerta, haciendo que su acceso fuera aceptado y las cerraduras de la habitación se abrieran, dejándolo empujar por completo la puerta.

Entró, volviendo a cerrar la puerta. Una vez que se giró, supo que algo andaba mal.

—¿Quién anda ahí?— Preguntó, maldiciendo a sus adentros el hecho de no tener ningún arma para defenderse. Quizás no tendría más opción que pelear cuerpo a cuerpo...

—Vaya, mira lo mucho que has mejorado. Creí que tardarías más en notar mi presencia.— Comentó una nueva voz, parecía ser femenina. El peliazul se estremeció con miedo al darse cuenta de que aquella voz se le hacía familiar...

Encendió la luz, con sus manos pálidas temblando ligeramente. Cuando buscó a aquella persona con la mirada, se congeló en su lugar al darse cuenta de que, efectivamente, conocía a aquella persona.

—Cuánto tiempo, Agüero.— Dijo ella, sonriendo. Ahora lucía totalmente diferente, pero a la vez, bastante parecida a como la recordaba. Cabello largo y de un azul pálido, flequillo un poco largo también, que casi llegaba a ocultar sus ojos de color zafiro, como los suyos.

Era ella, no la había visto en persona desde hacía unos 6 años. María lucía casi como una adolescente de 16 años, a pesar de tener tan sólo 14. Se notaba que había estado esforzándose para ser así de alta, delgada y teniendo algunas curvas en ciertos lugares. Estaba sentada en el sillón de la salita de estar, analizándolo con su mirada desde su lugar.

ʸᵒᵘ ᵃʳᵉ ᵐʸ ᵗʳᵘᵉ ˢᵗᵃʳ | ᴷʰᵘⁿ ˣ ᴮᵃᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora