Capítulo 17

153 31 4
                                    




Beranice

Su mirada me refleja su confusión, sus ojos me detallan al punto de incomodarme.

No dice nada.

Mi cuerpo no deja de temblar.

¿Qué estaba pensando?

— Yo... lo siento, no debí... — No me deja terminar. Toma mi rostro con sus manos chocando su boca con la mía.

El beso es diferente al que yo le di. Mientras que mis manos fueron temblorosas y rápidas, las suyas me tienen con una precisión delicada. Una de sus manos me tiene sujeta del cuello mientras que la otra la mantiene en mi mejilla. Mueve mi cabeza a un lado para profundizar el beso y gustosa le doy acceso a su lengua.

Acaricio su cabello con mis manos acercándolo todavía más. Todo mi cuerpo tiembla y estoy segura de que su olor ya está impregnada en mi ropa. Nos separamos por falta de aire.

Trato de controlar mi corazón.

Huyo de su mirada queriendo levantarme de la camilla.

— Todavía no te he puesto las curas, ven — Dice frustrando mis pensamientos de huida.

— No tenemos que hablarlo sino quieres, pero debes saber que para mi es algo más — Dice Eli terminando de ponerme las curitas.

— No soy el tipo de persona que hace las cosas sin pensar pero no lo pude evitar — Su sonrisa tranquiliza mi nerviosismo.

Se escuchan pisadas afuera y abriendo la puerta aparece Miranda.

Detrás de ella, Andrés.

Miranda nos mira confundida y al notar mi codo se acerca, Eli da un par de pasos atrás para darle espacio.

— ¿Qué pasó? - Miranda me da la mirada de mamá preocupada y rápidamente le explico que pasó.

— ¿Por qué tienes la boca tan roja? — Pregunta tranquilamente.

Mi rostro adopta un tono rojo intenso y dándole una pequeña mirada a Eli el cual me mira detenidamente cómo disfrutando de la situación.

— Es un nuevo labial - Digo queriendo mantener la calma.

— Pensé que no eras de maquillarte — Dice de pronto Andrés.

- Sí, hace dos años - Digo algo fastidiada.

Me observa y hago lo mismo. Su mirada es divertida y su sonrisa es de medio lado. Tan solo tuerzo los ojos queriendo ignorarlo.

...

Observo la larga tela que tengo al frente y cuestiono cómo mi metro sesenta y cinco va a ser capaz de poner el telón de mi rincón.

Miro a mi alrededor encontrando que Eli está acomodando un par de instrumentos mientras que Andrés está acomodando un árbol hecho de páginas y libros.

Andrés me mira y me sonríe, trato de ser cordial devolviéndole la sonrisa. Se acerca hasta mi lado.

— ¿Te ayudo? — Pregunta tomando una punta del telón.

Observo el telón y después a él. Lo cierto es que con su altura y una escalera podría colocarlo fácilmente.

— Por favor — Digo dándole espacio para que tome todo el telón.

— Eso es muy grande para una sola persona — Dice Eli acercándose.

— Yo también puedo ayudar — Termina agregando.

El chico de la ventana amarillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora