Capítulo 12

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Beranice

Han pasado ya dos semanas en el que sin darme cuenta he establecido una nueva rutina. Eli y yo volvemos juntos del parque hasta nuestras casas y junto con mi madre somos ahora parte del ritual de los hombres Thompson.

He estado hablando con Eli de vez en cuando por mensajes. Lo que me ha mostrado de sí mismo hasta el momento me hace pensar que es una buena persona.

Un recuerdo pasa por mi mente gritándome que no debo confiarme solo por eso. No sería el primer lobo con piel de cordero que me encuentro en los pocos años de mi existencia. No creo poder soportar algo similar a lo de hace dos años. No puedo.

La casa hogar cada vez se siente más pesada por el gran evento. La junta decidió que la temática sería todo tipo de arte lo que me lleva a ser feliz.

A parte de los libros que siempre leo entre mis gustos también está el cine por lo que me ofrecí voluntaria para encargarme del área especializado en este. Reviso las diferentes temáticas de cine que voy encontrando hasta que encuentro una que me gusta.

Películas de los años noventa, específicamente las que son consideradas de culto.

Ese tipo de películas las encuentro especialmente agradables ya que tienden a ser hasta cierto punto realista y son la base de algunos géneros muy populares de hoy en día como el Slasher.

Me gusta ver donde empezaron las cosas.

Debo pedirle prestado el proyector a Alexis y conseguir las películas. Anoto todo lo que necesito en una pequeña agenda y voy al espacio que será dedicado al séptimo arte del mundo. Según lo que me dijo Miranda solo se hará algunos debido a la falta de espacio.

Un pequeño ser se choca conmigo desestabilizándome y mandándome al suelo. Genial, otra cicatriz a la colección que tengo en mis rodillas. Sobo las partes que tuvieron contacto con el piso y volteo para ver quien me choco.

Brendan me mira desde el suelo con los ojos llorosos y su labio inferior temblando. Empieza a llorar. Me acerco para ver si tiene algún raspón o moretón y al cerciorarme de que está bien, lo siento en mis piernas acariciando su cabello.

- ¿Estás bien? – Pregunto.

Absorbe su nariz y pasa su pequeña mano tratando de quitarse los mocos por las lágrimas. Las seco con mis manos y él se acomoda contra mi pecho. Lo abrazo sintiéndolo como una pequeña y tierna almohada. Respiro embriagándome de su aroma de bebe encontrando mi lugar feliz.

Al saber lo poco que habla no insisto en que me responda y tan solo disfruto el momento por unos instantes más hasta que lo dejo ir.

Al no sentir mi abrazo se levanta y corre hacia un grupo de niños que van hacia el patio abandonándome en el proceso.

Me paro y limpio mi ropa, veo a Miranda acercándose por lo que voy y me siento frente al computador donde estoy organizando todo.

- ¿Cómo vas? – Llega hasta donde estoy mirando la pantalla del computador.

- Bastante bien, ya sé que temática voy a hacer – Digo sonriendo

- Eso es excelente – Me da esa mirada que augura problemas -  ¿Recuerdas que decidimos solo hacer algunos artes? Bueno, no hemos encontrado quien se encargue de la música y la literatura.

Una persona pasa por mis pensamientos y sonrío recordándolo tocar la guitarra.

- Resulta que tengo un amigo que quizás pueda ayudarnos con la sección de música – Digo algo emocionada.

El chico de la ventana amarillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora