Capítulo 13

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Eli

Siempre he sido bueno con las ciencias pero esto en serio me está costando.

Observo de nuevo el libro de bioquímica y decido que ya es hora de ir al parque.

Eso me hace pensar en Beranice.

Lo cierto es que me sorprende la familiaridad con la que actuamos a nuestro alrededor.

Normalmente me aburro fácilmente de la cosas o personas pero con ella sencillamente eso no ha sucedido.

Y me alegra.

Su manera de ser siempre parece sorprenderme de una u otra forma. Además, se ríe de mis chistes malos. Según ella siempre le han causado gracia.

Saliendo de mis pensamientos tomo mi guitarra y las llaves de la casa para poder ir a verme con el pequeño reno.

Digo, tocar la guitarra y despejar mi mente.

Al llegar noto la ausencia de ella metida en el libro de turno que tenga en las manos. Es algo divertido ver sus diferentes reacciones e imaginar que estará sucediendo en su cabeza.

Siempre tuve curiosidad acerca de lo que hacía Beranice cuando no estaba en el parque, en esos momentos ni siquiera sabía su nombre.

Rio con mi pensamiento dándome cuenta de que las cosas pueden cambiar en todo momento.

Aquella a la que observaba y de vez en cuando me inspiraba algunas canciones ahora es alguien a quien considero cercana.

Recuerdo que me pidió participar en una actividad en la casa hogar en donde va antes de sentarse en el parque, el momento en el que me acerque pero retrocedí viene a mi mente, se veía un poco incomoda y no quería eso en ella.

Sé que hay atracción por parte de ambos, ella incluso me lo confeso estando borracha y aunque me he perdido un par de veces mirando su boca sin que se dé cuenta, también sé que hay algo que no la deja ser libre por completo, lo puedo notar por la permanente alarma que parecen tener sus ojos.

¿Qué es lo que tanto te asusta Beranice?

Pasa un buen rato mientras toco algunas canciones y ella no llega. Es extraño.

Ella nunca ha dejado de venir, ni siquiera la semana en la que me mude y la hice pasar un poco de vergüenza.

Sacudo mi cabeza diciéndome que estoy exagerando y que debo meterme en mis propios asuntos.

Mierda.

Me levanto sin poder soportar la incertidumbre, tomo mis cosas y trato de hacer memoria de donde es que queda la casa hogar. Ese día usaba un vestido de flores azules, tenía el pelo recogido y estaba sonriendo.

¡Recuerda lo que decía idiota! ¡No como lucia! ¡Lo que decía!

Ya sé. Empiezo a caminar dando un par de vueltas hasta que la encuentro.

La casa luce como ese tipo de lugares gubernamentales que trataron de que tuviera un aspecto hogareño. Por los niños jugando en el patio delantero la verdad es que lo lograron.

Empiezo a caminar pero un niño de ojos grises y al que le falta un diente se atraviesa en mi camino.

- ¿Quién eles tú? – Pone sus pequeños bracitos en jarra y su aspecto es similar al de un duende de jardín. Trato de disimular la risa.

Me agacho para estar a su altura y que confié un poco en mí. Algo me dice que el mini guardia no me va a dejar entrar tan fácilmente.

- Soy una persona que está buscando a su amiga – Digo tranquilo - ¿Sabes si de casualidad esta?

- ¿Cómo voy a sabello si no me has dicho su nomble?

- Tienes razón. Busco a Beranice.

Su pequeño rostro hace una mueca de reconocimiento y me ve con sospecha.

- ¿Pol que buscas a Nice?

- ¿Entonces si esta?

- Yo plegunte plimelo.

- Soy un amigo suyo. Vine a recogerla. 

- ¿Cómo voy a sabel si no estás mintiendo chulcos ?

Enarco una ceja ante sus respuestas tan filosas y respirando un poco para recuperar paciencia le ofrezco un trato:

- Déjame pasar y te regalo dulces – Me mira como analizándome y relaja sus brazos.

- ¿Qué dulces? – Pregunta dispuesto a negociar.

- Los que me pidas – Le sonrío – Pero yo escojo la cantidad – Agrego.

- Pol una semana – Agrega el niño con una mirada del padrino.

- Trato hecho – Le ofrezco mi mano para cerrar el trato y el me da la suya. Nos sonreímos con complicidad y el pequeño me hace señas para que lo siga.

Lo sigo dentro de la casa y me fijo en todo lo que puedo, es bastante grande y parece bien distribuida para que los adultos trabajen y que los niños puedan vivir sin dificultad.

El niño me hace señas para que me acerque a él y con un aire de misterio me dice:

- Nice esta adentlo con la señolita Mila, yo no puedo entlal que porlque soy pequeño – Agrega con lastimera y encogiéndose de hombros con sus ojos  como diciéndome ¿Qué se le hace?

- Gracias enano.

- ¡No me digas así!

- Disculpa, disculpa ¿Cómo te llamas?

- Soy Blendan – Dice presentándose formalmente. Asumo que quiso decir "Brendan" y siguiéndole la corriente respondo:

- Mucho gusto Brendan, mi nombre es Eli – Digo ofreciéndole la mano para terminar de completar la ridícula escena.

Me da la mano y se aleja recobrando la energía de niño pequeño dejando los aires de matón de club.

Me acerco a la oficina cerrada y pienso si debería tocar pero quiero darle una sorpresa por lo que simplemente abro la puerta encontrándome una escena que en verdad no me esperaba.

Un tipo que parece haber salido de la película diez metros sobre el cielo está abrazando a Beranice mientras que ella parece paralizada con su rostro demasiado pálido como para ser sano y una mujer que asumo es la señorita Mila los observa sonriente como si estuviese viendo una película romántica.

Me quedo un poco inmóvil tratando de procesar la escena principalmente por la incomodidad de Beranice. Me despabilo entrando a la habitación con mi mejor y falsa sonrisa. La copia de H se aparta de ella mirándome mientras Beranice se aparta lo más rápido posible de él y al verme su cara es una mezcla de emociones: Miedo, sorpresa, vergüenza y tranquilidad.

Nota de la autora

Holaaaa.

Me disculpo por no haber actualizado la semana pasada, pasaron un par de cosas que no me lo permitió.

Pero como compensación hoy hay doble actualización!

Eso casi rimo.

En fin, espero hayan disfrutado volver a hurgar en la mente de nuestro querido protagonista.

¿Qué les pareció?

Nos vemos enseguida.

Un beso,

Pía.

El chico de la ventana amarillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora