Capítulo 18

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Beranice

2 años atrás

Camino tratando de esquivar a la mayor cantidad de personas posible, me escondo todavía más en mi capucha queriendo salir de aquí. Me siento entumecida y todavía siento la pesadez de mis ojos por haber estado llorando en las últimas semanas.

Acaricio el collar que recibí de mi padre y me aferro a el queriendo que el nudo en mi garganta desaparezca. Quiero desaparecer. Quiero irme con él. Veo a Chris en la distancia y apenas me ve se acerca a mi.

—Hola cariño —Soba mi espalda y me rodea los hombros con su brazo — ¿Cómo está tu mamá?

La miro con dolor queriendo que el vacío se disipe y sin pasar mis palabras por un filtro respondo:

— ¿Cómo estarías tu si el amor de tu vida muriera? —Las palabras se sienten acidas en mi boca y enseguida me arrepiento de haberlas dicho. Chris me mira sorprendida y antes de que pueda disculparme se adelanta.

—No digas nada, en realidad fue algo muy tonto de mi parte —Dice apretando mi mano en señal de apoyo y guardando silencio. Sabe que cuando me siento mal solo necesito su compañía.

Cuando entramos al fin al aula voy directamente a mi asiento evitando las miradas lastimeras que me dan mis compañeros.

Lo odio.

La situación.

Los sentimientos.

La despedida que nunca le pude dar.

Aquel ultimo pensamiento causa que una solitaria lágrima caiga en la mesa de mi pupitre.

—Hola chicos —Dice entrando al aula el profesor de filosofía. Alzo mi mirada para encontrarme con el tipo de atuendos que suele usar. Pantalón caqui, camisa de cuadros por dentro y un par de zapatos casi tan viejos como su propietario.

—Hola profesor Gutiérrez —Dicen casi en coro mis compañeros mientras que yo imagino que soy absorbida por un agujero de gusano.

—Voy a pasar lista —Menciona mientras saca un par de papeles y un lapicero para poder anotar las fallas. Cuando va por la H me tensiono sabiendo que soy la siguiente en ser nombrada — ¿Señorita Johnson?

Alzo la mano dudando un poco sintiendo la pesadez de la mirada de algunas personas que voltearon a verme.

—Me alegra volver a verla — Dice el profesor Gutiérrez mientras clavo la mirada otra vez en la mesa del pupitre —Voy a necesitar que se quede un momento después de la clase para poder hablar un par de cosas con usted —Agrega para mi martirio.

Asiento ligeramente con la cabeza y el profesor sigue con la lista.

...

Termino de recoger mis cosas.

Chris dijo que me iba a esperar afuera. Me acerco al profesor Gutiérrez tratando de adivinar que quiere hablar conmigo.

—Lamento su perdida —Es lo primero que dice en el momento en el que estoy frente a su escritorio.

Vaya frase de manual. Ni siquiera pudo ser algo original.

—Gracias —Respondo con una sonrisa de plástico. Miro detrás de su hombro esperando que empiece a hablar.

—Necesito que pueda ponerse al día con todas sus materias para que pueda pasar el corte —Dice claramente y no me sorprenden sus palabras. Ocurrió cuando recién había comenzado el ciclo escolar. Hace un mes.

Asiento con la cabeza y me dispongo a salir lo más rápido posible sin darle oportunidad para agregar nada. Cuando ya esto en los aparcamientos de la escuela busco el auto rojo de Chris.

Cuando lo localizo entro en el tranquilamente. Chris voltea a verme y sin necesidad de que diga algo le cuento que paso:

—Voy a necesitar un tutor para Ciencias Sociales —Digo con los ánimos en el suelo. Me quito la capucha y la molesta corbata. No la necesito el resto del día para sentirme ahogada.

— ¿Dónde lo vas a conseguir? —Pregunta empezando a encender el auto.

—Ya veré —Digo pensando en cómo controlar el vacío que siento dentro de mí para poder adelantar materias. Porque sé que a él no le gustaría que me vaya mal en la escuela. Pero es que Ciencias Sociales siempre me ha costado. Las fechas no son lo mío.

...

Me siento por un momento para poder descansar y veo como pasa un bebe gateando, cuando esta frente a mí me dejo enamorar por sus enormes ojos grises. Acaricio su hermoso cabello y veo a Miranda entrando un poco agitada a la habitación.

—Brendan ha empezado la etapa del gateo y es demasiado cansado —Dice acercándose a mi para recibir al bebe que le ofrezco — ¿Ya terminaste todo por hoy cariño?

—La mayoría —Digo jugando con mis dedos.

— ¿Cómo va la escuela? —Pregunta. Lo cierto es que ella era colega de mi padre y me aprecia como yo a ella.

—Horrible —Me sincero —Necesito que alguien me ayude con Ciencias Sociales o podría tener graves problemas —Empiezo a jalar el hilo suelto de mi blusa.

—Mi hijo podría ayudarte —La miro confundida.

Ah, ya recordé. Su único hijo.

— ¿De verdad crees que podría ayudarme? Además, ¿Por qué lo haría? Recuerda que ni siquiera nos conocemos.

—Lo hará porque yo se lo voy a pedir —Dice dando por finalizada la conversación. Da media vuelta con el bebe que me mira profundamente saliendo de la habitación.

Miranda me presento a Andrés tres días después.

Recuerdo lo que pensé cuando lo vi por primera vez.

Que era atractivo.

Que la oscuridad en sus ojos me demostraba seguridad y dulzura permitiéndome perderme en ellos.

Que su olor me embargo de una manera impresionante que solo contribuyo a que su hechizo en mí se intensificara todavía más.

Que el revoltijo que sentía en el estómago no era normal, que mis piernas de pronto no eran de carne y huesos sino de mera gelatina, que mi corazón latía demasiado rápido para alguien de mi edad y que el vacío que llevaba sintiendo desde hace semanas de repente empezaba a mermar.

Vuelvo a la realidad cuando Brendan se para frente a mí con un balón de futbol en sus manos. Asumo que quiere que juegue por lo que me levanto de la silla para empezar a seguirlo hacia donde están el resto de los niños.

Miro hacia dentro de la casa hogar donde encuent0 a Andrés y Eli limpiando el reguero que hicieron. Suspirando por el día que he tenido, me concentro en los niños que empiezan a dividirse en grupos.

Nota de la autora

Espero les haya gustado el capítulo.

Nos vemos

Un beso,

Pía.

El chico de la ventana amarillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora