Capítulo 16

158 31 19
                                    

Beranice

Mi padre me decía que era buena actuando cada vez que me descubría comiendo dulces y yo trataba de zafarme con cualquier excusa tonta.

Bueno, voy a creer sus palabras y aplicarlas.

Debo actuar con naturalidad para poder sobrevivir el tiempo indefinido que Andrés esté en la ciudad.

Miranda es el tipo de personas que siempre son dulces y que sencillamente no merecen malas noticias o situaciones. No creo que se sienta bien si sabe que su adorado hijo no es tan perfecto haciendo que se derrumbe su pedestal.

Detallo una vez más mi atuendo de hoy sintiéndome un poco incómoda al usar pantalón después de un largo tiempo.

Quiero evitar ser observada por Andrés.

<< Tus piernas son preciosas pequeña >>

Tomo mi cabello haciendo una coleta desviando un poco la mirada hacia la ventana. No veo a Eli por ahí.

Quizás ya salió.

Regreso mi vista al espejo encontrándome el resultado de la coleta.

Solo hay una palabra para definirla: Desastre.

Tocan a mi puerta y digo un "pase" mientras mi mamá abre la puerta mirándome con una pequeña mueca al localizarme con la mirada.

- Así te peinaba cuando estabas chiquita - Dice acercándose a mí.

- Gracias, es que quería volver a una época más sencilla de la vida.

Aunque es cierto.

- ¿Qué vas a hacer hoy? - pregunta deshaciendo mi cola para hacerse cargo.

- Lo de siempre, ir al parque, la casa hogar y volver ¿por?

- ¿Qué te parece si hoy salimos a cenar?

- ¿Por qué tan de repente?

- ¿Debe haber una razón especial para que salgamos?

- Solo preguntaba - Digo encogiéndome de hombros mientras admiro el buen trabajo que realizó mi mamá con mi cabello.

- Listo

- ¿Por qué a ti sí te sale?

- Súper poderes de mamá - Me da un beso en la frente para salir de mi habitación.

Me miro resignando mi destino y salgo.

...

Veo a Eli a la distancia y con un entusiasmo creciente en mi sistema me acerco a él.

- Hola Rodolfa - Dice tocando unos acordes de su guitarra.

Cuando levanta su vista y me observa su boca forma una perfecta o mientras que sus ojos me detallan.

Tiemblo al sentirme observada.

- ¿Todos tus vestidos y faldas están sucias?

- Quería probar algo diferente - Me excuso.

- Vale, pues te queda muy bien - Dice sonriendo mientras se levanta de la banca.

Doy unos pasos atrás dándole su espacio, siento una pequeña roca detrás de mi y termino viendo el cielo.

Eli se arrodilla frente a mí ayudándome a levantarme. Muerde sus labios tratando de soportar la risa, pero sus ojos lo delatan.

Sin más empieza a reírse mientras yo me quito la tierra en mi ropa pero siento un ardor en mi codo.

El chico de la ventana amarillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora