Capítulo Doce

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- Ese día salí, como sabrá con seguridad, con unas amigas a comprar cosas y a dar una vuelta. Con dos amigas nos quedamos juntas y fuimos a visitar la plaza donde se encontró la segunda chica y luego de eso, nos fuimos cada una a nuestras casas. Luego de ello, me quedé sola. A pocas cuadras de mi casa, choqué con un ciclista que venía por un pasaje. O él chocó conmigo, quizás esa su idea desde un principio. Luego de ayudarme a ponerme de pie, me dice algo que me sorprendió en ese momento. Me preguntó si era la hermana de Esteban. Al decirle que sí, intenté irme, pero me afirmó el brazo y me dijo que me estaba buscando. Me dijo que él era amigo de una amiga de él, una tal Ángela. Asustada, le dije que no entendía por qué quería hablar conmigo, mientras intentaba empujarme y zafarme de él. En realidad, detective, creo que la vi un par de veces a esa chica. Molestaba a mi hermano que siempre se quedaba mirándola con cara de enamorado, pero nunca le dijo nada; quedó en una eterna y triste amistad. La cosa es que este tipo me amenaza con una cuchilla. En ese momento, quedé algo paralizada, pero no asustada, en cual me sorprendió mucho. Me dijo que la acompañara y le pregunté a donde. Sólo respondió que quería hablar conmigo. No le dije, detective, que este tipo iba con un casco y un pasamontaña, esos típicos que usan los ciclistas o los motoqueros. En ese momento, me tenía afirmada del brazo, él ya se había bajado de la bicicleta. Me preguntó del porqué estaba tan tranquila y le dije que, si quería hablar, que se guardara esa cuchilla y habláramos. La cosa es que me tomó del brazo con su antebrazo, así como un paseo de pareja y fuimos caminando. En ese trayecto, él se sacó el casco y el pasamontaña. Era un tipo medio moreno, con una mirada asustada y algo perturbada. Y de la nada empezó a hablar. Hasta se presentó. – Todo esto dijo la muchacha casi sin respirar. Esto sorprendió al detective, puesto que estaba esperando el momento de interrumpirla, pero le fue imposible. Pero fue ese último dato que informó la chica, en cual el detective alzó su mano en forma de detener el relato.

- Espera, ¿dices que se presentó? ¿Quién era? – El detective estaba absorto ante ese relato tan fuera de lo común. Tan mundano.

- Carlos. El hermano de la segunda chica. Tamara. – Dice Camila y luego bebe un poco de agua, cerrando los ojos y descansando de su artillera narración.

De inmediato el detective mira a sus compañeros que estaban acompañándolo en el relato de la joven y en menos de un minuto, ellos se subieron a un auto a buscarlo, mientras se daba ya la alarma de búsqueda. El detective Osorio se quedó con la joven. Quería escuchar todo el relato.

- Perdón, Camila. Ahora puedes seguir con el relato.

- ¿No irá usted a buscarlo?

- Tenemos gente suficiente para ello. Además, si me permites, tu relato realmente es demasiado intrigante.

- ¿Por qué?

- La forma que lo relatas. Tan...

- ¿Tranquila?

- Así es. Quizás me equivoque.

- No, detective. Yo también lo creo así. Es más, creo que lo único que me tiene asustada es por como estoy tomando todo esto. Si me hubiese violado o algo así, quizás no lo contaría de esta forma.

- ¿No hizo nada de eso?

- No. Incluso cuando desperté esta mañana, todo estaba en orden. No sé si me explico.

- Se entiende, Camila. Por favor, sigue tu relato.

- Bueno, me dice que se llama Carlos, hermano de la joven asesinada. Ahí fue cuando sentí un poco de pánico, puesto que lo dijo muy apenado y puede que, dentro de toda esa pena, no podría controlar sus emociones ni sus actos. Mientras caminábamos yendo hacia el sector del campamento, él me confesó que mató a dos personas, entre ellas a su hermana, en un arranque de ira. Yo me quedé en completo silencio. No sabía que decirle y si decía algo, no sabía si estaba siendo objeto para la tercera víctima. Dice que conocía a la primera chica, Catalina. La había estado observando hace mucho tiempo. Estaba acobardado de no poder hablar con ella, puesto que el, aunque era un muy buen trabajador y un hombre educado, no podía hacer más, puesto que el hecho que vivía en el campamento, lo atormentaba, según sus propias palabras. Decía que todo lo hacía por su hermana, que quería que viviera bien hasta que pudiese terminar sus estudios o algo así. Este tipo había tenido contacto con ella, con la primera chica. Pasaba en el sector residencial de la comuna haciendo trabajos o visitando amigos y la veía al comprar en un bazar y cosas así. De hecho, me contó que sólo se conocían de esa forma y hasta compartieron un cigarrillo, en un momento en cual el tipo me dijo que la notó mal. Al parecer había terminado una relación. Yo estuve ahí como una oyente, pero al parecer pareciera que hablaba para sí mismo. La cosa es que me dijo que una noche, la encontró en la calle y al parecer estaba algo borracha, se toparon y nada más. Pero este tipo, en un arranque de locura, se la llevó y le hizo de todo en esa cabaña.

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