Capítulo 12: Dale tiempo al tiempo.

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James

Me puedo considerar una persona no celosa, pero, ¿quién carajos es ese cabrón y por qué estaba con ella?

Nononono. ¡Contrólate! Acordamos que no volveríamos a esto.

Estamos siendo controlados otra vez por los celos adolescentes y no podemos permitirlo. Debemos mantener la compostura. Sí. Eso debemos hacer, pero la
misma jodida pregunta ronda una y otra vez por mi mente desde que los vi y decir que la sangre me hirvió al verlos juntos es quedarse corto por lo que llegué a sentir en ese instante.

Erik no se atrevió a meterse conmigo cuando los vio aparecer, y tras comentar que con ese atractivo seguro tenía mucha atención por parte del género femenino y puede que yo le haya mirado mal, desapareció con la excusa de esconderse de Ellie, pero lo más seguro es que ha ido a pedirle perdón a la rubia de rodillas para que le de otra oportunidad.

Cosa que también debería estar haciendo yo en este instante.

—Lamento mucho la demora, tuve un pequeño contratiempo antes de venir —se disculpa conmigo en cuento tomamos asiento en los banquillos dónde podemos cambiarnos de zapatos y ajustar los patines y al escucharlo no puedo evitar ofrecerle una sonrisa tranquilizadora por el tono que ha empleado.

—Tu no deberías estar disculpándote en estos momentos sino yo —digo mientras le veo desprenderse de sus zapatos de oficina y ponerse con cuidado los patines.

Dios. ¿Ya he dicho que tiene unos pies preciosos?

—¿Cómo estuvo tu día ayer? Realmente no quería incomodarte con todos aquellos mensajes y en cuanto lo dije debí ir detrás de ti para aclararlo, pero al parecer mi cerebro no trabajo ayer horas extras y se que no es excusa, así que, realmente lo lamento. Solo que... Fue algo inmaduro de mi parte. Y... te traje esto.

De mi costado saco el ramo de flores que tanto trabajo me ha costado no aplastar y al ver cómo su rostro se ilumina al verlas, una parte de mí canta victoria.

—Muchas gracias, son preciosas. No tenías... no era necesario —me asegura mientras las acerca a su rostro y las huele antes de dejarlas a un lado—. Y sobre ayer... bueno, decir que no fue algo... impactante escucharlo sería mentirte y creo que por esta ocasión deberíamos omitir esa clase de situaciones dado que trabajaremos juntos —admite y veo cómo su expresión se nubla por un instante haciéndome apretar la mandíbula ligeramente—. Realmente no estaba bien ayer, y no deberías llevarte todo el crédito por ello ni mortificarte por lo sucedido porque en estos momentos estoy pasando por una situación... bastante estresante relacionada con mi familia. Más bien con mi padre.

—¿Volvió a hacer algo? —le pregunto, preocupado y sé que no me dirá nada y me pregunto que tan grave fue.

—Nada importante. Solo algo relacionado con un ex novio. Pero, eso no importa en estos momentos. Ayer mencionaste que tuviste una emergencia familiar, ¿todo bien?

Y ahora es mi turno de callar.
Mierda.
¿Esto podría considerarse como mentir o solo ocultarlo hasta que alguno pueda admitirlo?

—Sí, solo un pequeño detalle con uno de mis hermanos pero nada de lo cual preocuparse —le aseguro y algo en la manera en que me devuelve la mirada me dice que ella tampoco se lo ha tragado, pero no comenta ni insiste así que supongo que ambos sabemos que cada uno oculta lo que ha pasado pero supongo que la entiendo.

Ambos, desde que hemos vuelto a encontrarnos, solo hemos interactuando en un entorno laboral hasta este momento.

«Dale tiempo al tiempo» suele decir mi abuela, pero siento que no tengo suficiente tiempo con esta chica.

El chico del café por las mañanas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora