Capítulo 13: Caos en un sábado de patinaje.

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James

¿Qué mierda está pasando hoy?
Bien, probablemente debería calmarme, pero ella se ha ido.

Se ha ido, siendo perseguida por un idiota que parece tratarla terriblemente mal y yo no pude hacer nada más que quedarme aquí, plantado como un idiota viéndola irse.

Iba a intervenir cuando Iván se me adelantó, mandó al pedazo de excremento al suelo y la arrastró fuera de aquí.

El chico probablemente le hubiera hecho más, pero sé que Ava se dió cuenta también del pequeño público que estaba comenzado a tener su atención y sobre todo a notar a Iván y también quién es y lo que había hecho, y cómo eso podía perjudicar gravemente al patinador si no lo detenía.

Y ciertamente hubiera pagado todo el daño colateral que eso hubiese ocasionado sin importarme una mierda lo complicado que sería callar los medios con tal de ver esa cara arrogante ser restregada en el suelo.

De haberme topado con él, probablemente se hubiera desatado un infierno y la sangre hubiera corrido.

Así que, ¿qué en el jodido mundo, está pasando hoy?

—¿Quiénes eran esos tíos y por qué se han llevado a tu cita, viejo? —escucho que me pregunta Erik a mis espaldas y al voltear a verlo, me gustaría poder tener la respuesta a lo mismo.

—Eso quisiera saber —admito y suelto un largo suspiro desistiendo de amarrarme el último patín.

Estúpido, James.

¿Por qué te los quitaste? Pudiste haber usado unos protectores y ya.

Sí, pero en mi defensa, creí que aún dispondría de más tiempo a su lado.

—¿Dónde estabas? —le gruño en cambio, pero ni se inmuta por cómo ha sonado.

—Por aquí y por allá, ya sabes. Y bueno... ¿qué harás ahora? —me pregunta a su vez con suma tranquilidad y yo solo quiero gritar.

—Iré a la cafetería un rato y después los veré en mi casa, supongo —admito con la ligera esperanza de poder encontrarla allí, pero algo me dice que no será así.

—Bien, nos vemos al rato —se despide de mí sin más y eso me dispongo a hacer.

Veinte minutos después, estoy tras la barra recibiendo pedidos quemándome el cerebro por los celos y aguantando enormemente las ganas de dormir. El café en estos momentos ya no es una opción para mí.

Ciertamente cuando decidí volver a la cafetería, una parte de mi sabía que no la volvería a ver hasta que nos tocara otra reunión de trabajo que será hasta dentro de tres días. Pero no podía quedarme simplemente sin intentarlo.

Pero con lo que no contaba era con encontrarme a Nikki.

Estoy completamente seguro de que esto es cosa del destino.

Es el maldito mundo diciéndome que no desperdicie nuevamente mi oportunidad y vaya por Ava de una vez por todas, porque cuando ya estaba por irme y dejarle a Sasha las llaves para que cerrase y así poder echarme una cabeceada de proporciones astronómicas, apareció la mejor amiga de Ava hablando por teléfono. O más bien gritándole al otro extremo de la línea.

Así que, fue un poco difícil el no poder evitar esbozar una enorme sonrisa al ver a la furiosa pelirroja.

¿Qué el hizo qué mierda? —la escucho decirle al teléfono y estoy tentando a arrebatárselo y comprobar a Ava.

El chico del café por las mañanas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora