Capítulo 2: ¡Bienvenida a casa, infiel!

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Noviembre 27 de 2021.
Santa Monica, California.

Cinco años después...

El viento gélido de la primer ola que se avecina junto con el invierno me recibe con fuerza cuando desciendo del avión y aunque prometí hace ya, cinco largos años regresar en uno, realmente no pude cumplirlo.

Sucedieron muchas cosas en esos años. Muchas cosas que ciertamente no tenía previstas y probablemente me hubiese tomado más tiempo fuera, pero desde aquella visita por parte de mi abogado hace una semana... Todo ha dado un giro completamente nuevo.

Así que, heme aquí nuevamente, tratando de poder recuperar algo del control que de alguna manera se me ha ido escapando de las manos mucho antes de que me diera cuenta para hacer algo.

Nikki me perdonó y prácticamente me alentó a permanecer lejos y realmente es la mejor amiga que puedo tener en la vida. No hay otra igual y mucho menos me di a la tarea de buscarle una sustituta cuando me fui.

Mientras recojo mi maleta de la banda de equipaje, el pitido en mi bolso trasero me informa de una notificación en el móvil y al sacarlo veo que se trata de Vik.

Vik: ¿Ya en tierra firme? ¿Todo bien?

Tú: Todo magnífico. Estoy recogiendo el equipaje.

Vik: Venga que aquí afuera hace un frío que congela.

Tú: ¿Tienes a Vania contigo?
Estás loco si crees...

Vik: Tranquila, loca. Solo estoy yo, así que, apúrate.

Con un suspiro largo deslizo el pequeño aparato en mi bolsillo mientras pongo a rodar la maleta sin responderle a Viktor.

Bueno, mi regreso tiene que ver con trabajo y cuestiones familiares. Unas cuestiones que planeo arreglar con mi padre profundamente.

Cuestiones que incluyen la congelación de mis ingresos y un maldito contrato arruinado.

Un contrato que bien podía por fin poner pies y cabeza a algo más en mi vida que no sea un trabajo tras un escritorio, pero que Dmitry Markov se encargó de sabotear.

A veces es un verdadero martirio la cantidad monetaria que se encuentran en las arcas de mi padre y que se empeña en utilizar para detener en lugar de impulsar la carrera de su hija. Unas arcas que pudo crear junto a su imperio con la ayuda de mi madre a quien pensaba dejar de buenas a primeras en las sombras sin el reconocimiento que se merecía.

Bueno, aunque si nos ponemos a pensar que si eso fue lo que le hizo él a quien creía, era el gran amor de su vida, ¿qué me esperaba a mí que represento todo lo que él no quería?

Al parecer ese dinero puede comprar todo, hasta contratos ajenos menos lo que realmente a él le falta.

Creí que por fin me había librado del viejo, realmente me empeñe mucho en demostrarle que estaba haciendo cosas importantes en mi vida que tambien le beneficiarían a él y que me seguirían manteniendo lejos de él, pero cuando se me presentó la oportunidad no solo de vender una de mis pinturas sino cambiar de su empresa a otra que me generaría muchos más honorarios sin esclavizarme y que por fin podría dejarme lejos de sus manos, congeló mis fondos.

Un día tenía lo suficiente para poder pagarme una plaza en una galería y aún tener con que comer y al día siguiente ya no tenía ni en dónde caer muerta.

Unos fondos que me iban a ayudar a conseguir los permisos que iba a necesitar, así como tambien la plaza en aquella galería tan preciosa aquí en Edimburgo.
Una oportunidad que se esfumó con tan solo un chasquido por parte de los abogados de mi padre quien le hicieron llegar la notificación a mi propio abogado.

El chico del café por las mañanas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora