—Bienvenida a mi humilde hogar —las palabras de James son pronunciadas con un pequeño deje de orgullo y cuando la puerta me deja ver el interior, estoy totalmente de acuerdo al haberlo escuchado.
El lugar es precioso.
Si yo tuviese el mismo espacio, estaría más que orgullosa de enseñarlo.Tiene un hermoso recibidor y es más espacioso de lo previsto para tratarse de un lugar en un complejo de departamentos.
Un complejo de departamentos que está a tan solo tres manzanas de la casa de Nikki.
Este pequeño descubrimiento amenaza con empezar a ahogarme, pero de alguna manera debo agradecerlo. Eso me quita el estar viajando grandes distancias para llevar a cabo el proyecto. Claro, el ir a la cafetería no ha sido un gran problema tampoco, pero, ¿cruzar todos los días un total de siete calles bajo el intenso sol? Ciertamente no es algo que me moleste perder con este pequeño cambio.
James me deja en el recibidor y le escucho moverse por la estancia. Yo no me atrevo a dar un paso adelante porque dónde sea que yo vea, hay arte.
Cuadros y más cuadros. Todos y cada uno de ellos tan magnifico como el anterior. Inclusive más.
—¿Gustas algo de beber? —escucho su voz preguntarme desde algún lado que no logro mirar.
—Agua estaría bien, por favor —pido y me atrevo a ir un poco más adelante, pero el sonido de algo moviéndose hace que me quede en mi lugar, congelada.
¿Qué mierda fue eso?
El mismo sonido vuelve a suceder y este se escucha como si algo se estuviera arrastrando. Algo lo suficientemente grande como para hacer ese sonido.
¿Y si tiene una serpiente de mascota y se le olvidó guardarla y ahora está buscando su comida?
O peor.
¿Y si es un jodido ratón?
—James —comienzo a hablar con la voz un tanto inestable mientras miro el suelo con paranoia mientras retrocedo a mi lugar de inicio.
¡¿Y si es una araña gigante?! Yo las odio. No puedo...
—¿Qué sucede, nena? —me pregunta y si no estuviera más cerca de ser familiar de una cabra en estos momentos tratando de descubrir que lo está ocasionando, tal vez estaría ocupándome de ese nena en su lugar.
—¿Tienes una serpiente de mascota de la cual olvidaste hablar? —le pregunto con la voz inestable al escuchar el sonido de algo restregándose contra uno de los sillones que tengo a la vista en diagonal—. O peor, ¿alguna araña?
Es suave ruido de los trastes al moverse unos con otros se detiene un instante sin ofrecerme una respuesta por parte de su dueño para después volver a escucharse.
—Mmm... me temo que no —me responde y esto solo deja como única solución los ratones—. Además, ¿cómo sería peor tener una araña en lugar de una serpiente?
Escucho el mismo ruido moverse cada vez más cerca de donde me encuentro y con cada acercamiento que tiene, yo me muevo hacia la sala.
Me está cazando.
Me está...El ruido se intensifica y cuando sea lo que sea empieza a correr, me subo arriba de uno de los sillones que se ven carísimos y examino el suelo en busca de alguna mancha blanca escurridiza.
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El chico del café por las mañanas.
ChickLitEl destino tiene muchas vueltas y caminos y nunca llegué a imaginar que uno de ellos me conduciría a él. Y nada de lo que él haga, pueda representarlo en una sola palabra. Porque lo que él está haciendo por mí... no encaja en la categoría de amista...