Ava
Hoy estoy nuevamente sentada en uno de los taburetes de la cafetería y según Nikki, está muy orgullosa de mi porque he regresado después de mis pequeños tropiezos. Pero supongo que si quiero ver aunque sea un poco de dinero al final de este mes o en estos días en mi ya de por si vacía cuenta, es necesario que por el momento ignore todo lo anterior y afronte esta nueva situación.
A fin de cuentas de esto se trata el crecer e ir adquiriendo responsabilidades y a diferencia de como lo han pintado o lo vemos de niños, ser adulto no es tan sencillo como parece.
Muchas veces deseas simplemente volver varios años atrás y jamás crecer.
Ahora entiendo un poco el miedo de Peter Pan a crecer.
Él sabía cosas porque fue un adulto quien escribió su historia y vaya manera de esconderlo hasta que llegas a vivirlo en carne propia.
—Hola, ¿qué puedo servirte? —el compañero de Sasha es quien me atiende en esta ocasión y decir que estoy un poquito nerviosa es quedarme corta.
Parece que me han inyecto miles y miles de kilos de azúcar. Y probablemente sea verdad, ya que anoche Nikki y yo nos atiborramos de donas y chocolate caliente casero mientras hablábamos y veíamos películas.
Más hablar que ver, pero terminamos hasta altas horas de la madrugada drogadas con suficiente azúcar para causarnos un coma diabético.
De no ser por la cantidad de maquillaje que traigo alrededor de los ojos, mis ojeras serían nada más ni nada menos que completamente visibles y escalofriantes.
—Hola, quisiera un café doble, por favor —le pido al que será mi barista hoy, y al leer en su placa veo que le han puesto Max—. Hay otra cosa que tambien quisiera... no ordenar, pero si preguntar. Probablemente me recuerdas de ayer, supongo que sí, porque no creo que sean demasiados los clientes que se roban los libros y les da una clase de verborrea extraña mientras se lamentan contra la barra, pero mi trabajo consiste en el arte. Soy analista de arte. Para ser exacta, algo así como un asistente de coleccionista y en mi oficina me han indicado que aquí puedo encontrar a quien ha solicitado nuestros servicios.
—¿Servicio? —pregunta y le veo guardar su libreta en el delantal—. Sasha no me comentó nada de eso, ¿estás segura de que es aquí?
Su pregunta me sorprende porque suena demasiado seguro para ello, y con el corazón trastabillando al pensar que esto ha sido una equivocación por mi parte, busco mi agenda donde tengo anotados todos los datos de mis clientes que la empresa me dió.
—Bueno, estoy muy segura de que estoy en el lugar correcto —le aseguro al chico mientras paso las hojas leyendo superficialmente entre ellas—. Estoy buscando al señor James Kemp. Y cómo dirección de contacto tengo este lugar.
—Entiendo —asiente y su rostro grita todo menos comprensión, pero lo oculta tras una sonrisa—. Iré a preguntar si ya ha llegado James y te traeré tu orden, ¿le parece bien?
Y con esto, se va.
Bueno, puede que ayer tuviera razón y el barista que presenció mi verborrea solo sea un trabajador más que fue arrastrado por las órdenes de su jefe.
Lo que me recuerda, que debo escribirle a mi hermano.
Para Vik: ¿Pudiste contactar a algún abogado?
Tú: Realmente necesito uno.Vik: Absolutamente no lo he podido conseguir, pero estoy trabajando en ello.
Vik: No esperes que te cobre barato, Yeva. Por el tiempo y la urgencia de encontrarlo probablemente se aprovechen de la situación para cobrarse un dineral. Así que, ten cuidado.
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El chico del café por las mañanas.
ChickLitEl destino tiene muchas vueltas y caminos y nunca llegué a imaginar que uno de ellos me conduciría a él. Y nada de lo que él haga, pueda representarlo en una sola palabra. Porque lo que él está haciendo por mí... no encaja en la categoría de amista...