XIV

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-Tremendo espectáculo- vaciló Monica en un susurro en cuanto regresamos al asiento tratando de aparentar normalidad

Mimi estalló en una suave carcajada al escucharla mientras, por mi parte, mis mejillas se tornaban rojas de pura vergüenza

-Dime que no se ha escuchado nada- supliqué en voz baja a la rubia mientras inspeccionaba la cara del resto de pasajeros buscando alguna mueca que me dejase ver sus impresiones. Nada, cada pasajero parecía estar a lo suyo

Suspiré aliviada mientras Mimi continuaba carcajeando en silencio

-No entiendo que tanta gracia te hace- bufé un tanto frustrada, la verdad es que el comentario de Mónica me había devuelto toda la tensión que el polvo me había quitado

-Que te ha vacilado- continuó riendo -No tiene ni idea de que ha pasado porque vive más empana' que yo, pero nos ha visto llegar juntas y ha querido hacer la gracia- explicó con la mayor de las calmas

-¿Y eso cómo lo sabes?- bufé

-Porque la conozco... y porque si supiera algo la tendríamos aquí al lado cotilleando y no ahí medio dormida- Miré hacia donde la rubia señalaba. Allí estaban las tres chicas, dejándose vencer por el sueño, de una manera un tanto cómica.

Suspiré aliviada, probablemente Mimi tenía razón, conociendo a aquellas tres chicas, de haber sabido o sospechado algo, no estarían tan tranquilas a las puertas del sueño.

-Y si sospechasen algo, no tienes por qué ponerte así de nerviosa- sonrió dulcemente acariciando una de mis mejillas -Entre nosotras no es un tema tabú... y solemos hablar mucho de eso, te vas a pasar la vida nerviosa- vaciló

-Es que... no sé cómo de bien lo voy a llevar... que hablen de mi vida sexual...- Suspiré tratando de adaptar mi mente ante la idea

-Hablamos de la de todas... pero la de ellas es menos interesante.- sonrió contagiándome la sonrisa.

El vuelo se me antojó cortísimo, bueno, teniendo en cuenta la manera en la que pasamos la primera mitad... Pues normal.

La llegada a Barajas fue un poco caótica, Mónica y Saydi estaban aún medio dormidas, mientras Mimi y Claudia tiraban de ellas encargándose de no dejar nada atrás y cargar con todas las maletas

Yo por mi parte, las observaba desde la distancia con una sonrisa de oreja a oreja. Aquellas cuatro chicas habían conseguido convertirse en personas muy importantes para mí en muy poco tiempo.

-¿Cómo hacemos ahora? ¿Todas a tu casa?- Claudia, quién trasteaba concentrada en su móvil, preguntó a la rubia mayor sin siquiera mirarla.

-Ah no no- Se apresuró Mimi, negando escandalizada -cada polluelo a su nido, que yo quiero descansar- bufó

-Pues entonces nos hacen falta dos Cabifys, Mónica y yo vamos en uno y Saydi y tú en otro, porque vamos para zonas distintas- explicó la catalana aún sin despegar la vista de su móvil -¿Tu Laura, a donde vas?- preguntó, ahora sí, levantando la vista del teléfono para mirarme

-Viene conmigo.- se adelantó Mimi, dejándome casi que con la palabra en la boca -¿no?- esta vez su pregunta fue dirigida únicamente a mí

Sonreí al ver la carita de súplica con la que me miraba y asentí sin pensarlo

-Genial, pues yo pido el nuestro, pide tú el vuestro- concluyó Claudia.

Y así hicimos, Nos despedimos a las puertas del aeropuerto y nos dividimos tal y como habíamos acordado.

Saydi se quedó en su casa, unas calles antes de llegar a la de Mimi. Aún medio dormida, la morena necesitó la ayuda de su amiga para poder bajar las maletas del coche y adentrarse en su portal.

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