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Stiles había tenido mucha facilidad para adaptarse, había comenzado una rutina sencilla de llevar fijado a lo que antes había escuchado de su nuevo jefe. Caminatas matutinas, iban de compras, a veces se detenían a comer helado o mirar alguna tienda que no tuviera nada que ver con lo que estaban buscando, aunque no podía dormir en las noches, normalmente se quedaba en la cocina o la sala haciendo al tonto, solo llevaba aproximadamente un mes y era divertido estar con Rafael verdaderamente lo era, era muy agradable escuchar sus historias sobre la guerra y sobre los viajes, sobre aquellas vistas que Stiles nunca podría disfrutar, pero era triste escucharlo hablar y detenerse, y estar en silencio por qué había cosas sobre las que no podía hablar o sobre las que no quería hablar.

Stiles lo respetaba y guardaba silencio y por momentos le parecía que no era un hombre con problemas de traumas si no uno que se sentía terriblemente solo.

La primera vez el joven de pelo castaño había dejado que su mano derecha se posará suavemente sobre la del hombre fortachon que parecía ser muy vulnerable en esas ocasiones. Su pulgar acariciaba pero normalmente cuando Taylor quería responder al gesto Stiles retiraba su mano, no por que no quisiera su contacto si no por que tenía miedo de comenzar a recibir afecto, acostumbrarse a él y luego perderlo. Stiles tenía tantas barreras como Rafael pero el mayor tenía momentos en los cuales podía mostrarse como aquel hombre debajo del músculo y era algo sumamente intrigante.

Esa noche el joven de pelo castaño comenzó bebiendo una taza de café en la sala como casi siempre, estaba oscuro todo a su alrededor, había niños jugando afuera lanzando petardos que explotaban, quería estar despierto y alerta pues sabía que cosas simples y a veces absurdas hacían despertar un trauma especialmente en un soldado; como un ventilador de techo simulando las hélices de un helicóptero, o la explosión de un globo similar a un disparo. Esa noche eran petardos y lo menos que podía hacer era encargarse de que la única puerta abierta fuera la de la habitación del ex soldado al cual podía vigilar desde el pasillo.

Eso hacía dando sorbos cortos a su taza cuando escuchó un ruido pero no había movimiento en la habitación del anfitrión. Algo se había movido como si alguien lo hubiera tirado.

- Quien anda ahí? - Preguntó en voz alta. Pero no hubo respuesta alguna Se levantó con pesar llegando a considerar que probablemente el hombre se había levantado en algún momento y no se había dado cuenta. Sin embargo era diferente ya que si fuera así muy seguramente su jefe ya le habría respondido. Y entonces lo vio era un intruso - Quien eres tú? -

El tipo que nerviosamente parecía estar revisando las cosas de la sala volteó de manera agresiva hacia el chico de lunares alzando un arma de fuego en la mano derecha. - Dónde están las cosas de valor? - Cuestionó seriamente mientras se acercaba sin bajar el arma, Stiles dejó a un lado su taza y alzó las manos

- No hagas esto... Baja el arma por favor... Es, yo solo trabajo aquí y... - Stiles no podía entender, casi se preguntó "por qué me persigue la desgracia?" Aunque eso era más bien mala suerte

- Sobre tus rodillas - Ordenó con una voz firme y sombría - tienen aquí una caja fuerte? - Preguntó mientras el chico se colocaba de rodillas, el hombre lo rodeó estudiando su figura lo mejor que podía a pesar de la oscuridad, no había obtenido respuesta y eso le hacía sentirse más acelerado, estresado pero sobretodo nervioso, lo cual realmente no estaba bien pues siendo parcialmente sinceros eso podría acabar con una tragedia en cualquier momento.

Stiles daba la espalda al pasillo, y también sentía al ladrón detrás suyo aunque no tenía que preguntarse mucho pues a los segundos ya sentía el cañón del arma detrás de su cabeza y podía escuchar la respiración agitada del maleante mientras otro par de petardos explotaban afuera.

Antología Sterekhistorias - Amantes (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora