Todo pasa por Algo.

¿Por qué cubre su bella sonrisa?.

Narra Jan.

Cuando desperté Nicole seguía dormida, era mi dormilona.
Me levante y busque mi ropa, al terminar me metí a la ducha.
No tarde casi nada, quería planear algo para cuando Nicole despertará, algún paseo, algo que sea de buen gusto.
Pero no se me ocurría nada.
Así que recorrí a la ayuda de Mario.
Pero, desgraciadamente estaba dormido, no sabia que hacer, ni por las más remotas caminadas en círculos que daba.
En fin, volví a la cama y me senté.
A observarla, claro.
Era tan hermosa, realmente estaba enamorado de un ángel.
Me acerque para darle un tierno beso en la mejilla, trate de no hacer tanto movimiento, pero despertó.

Se sentó en la cama, bajo la mirada y tallaba sus ojos.
Diablos, es tan hermosa.

Nicole: Hola. -Dijo dormilona.-
Jan: Que bueno que despiertas, creí que no lo harías.
Nicole: Estaba muy cansada, lo siento.
Jan: No te preocupes, ¿Quieres bajar a desayunar?, ¿O hacer cualquier otra cosa?.
Nicole: Solo me baño y bajo ¿Esta bien?.
Yo: Me parece perfecto, hermosa.

Cuando lo dije sus delicadas mejillas se encendieron con un tono rojo, era tan adorable.

Tomo su ropa y se metió al baño.
Yo me pare, y me dirigí a la sala, opté por llevarla a desayunar, nadie estaba despierto. Ni Mario ni Danna.
Pero ellos no cuentan, ellos desayunarían/comerían/cenarían/ solos.
Me peine un poco ( Algo que normalmente no hago ) y tome un poco de dinero que dejaron mis padres.
Ellos llegarían mañana, o en tres días, habían salido por causas de trabajo. O al menos eso dijeron.
Recogí mi teléfono y buscaba restaurantes, pero no encontraba alguno que me convenciera, ¿Qué haría?.
Tuve que elegir el mejor que se encontraba en la lista, todo por mi princesa.
Tardo ni mas ni menos, 20 minutos en bañarse, pero hay que hacer una exepción, esa piel debe mantenerse fresca e hidratada para tenerla tan perfecta y suave como la de Nicole.

Nicole: Lista, ¿Para qué me llamaste?.
Jan: ¿Tienes hambre?.
Nicole: No mucho.
Jan: Te invito a desayunar, ¿Quieres?.
Nicole: Esta bien.

Contesto con su sonrisa, su tierna sonrisa, aunque la cubría con su mano siempre, debería haber una regla. ¿Saben cuál?.
El que las mujeres bellas no cubrieran su perfecta sonrisa.