Los días pasaban en la casa Báez, Daniela intentaba mantenerse alejada de María José o al menos compartir espacio con ella solo si estaban rodeadas de alguien más, no podía permitir que algo como lo ocurrido días atrás se repitiera, alguna de las dos debía ser la voz de la razón y claramente María José no lo sería, la conocía a la perfección y si ya una vez le había satisfecho sus necesidades sexuales, no estaba en condiciones de volver a caer en la tentación y volverse de nueva cuenta en una más que pasaba por su cama y menos en la situación en la que estaban compartiendo casa y el cuidado de sus sobrinos, aunque muy en el fondo lo deseara enormemente.
-Luna ¿podemos hablar? -menciona MJ entrando a la cocina donde Daniela se encontraba dando las últimas indicaciones a Clarita sobre la comida ya que ella no podría regresar a casa temprano debido a un par de compromisos en el restaurante.
-Habla Báez que estoy corta de tiempo-comienza a caminar en dirección al despacho.
- ¿Hice algo que te tenga tan fría y distante conmigo? -cierra la puerta del despacho tras de ella después de dejarla pasar.
- ¿Por qué lo dices? –se recarga en el escritorio viéndola de frente- Esta es la forma en la que siempre nos hemos tratado, somos cordiales la una con la otra, compartimos poco y cada quien tiene su vida.
-Sí, pero estamos a cargo de tres menores que se han dado cuenta que hay un muro de hielo entre las mujeres que son sus tutoras y eso les genera inquietud e inestabilidad- se acerca a ella quedando frente a frente y con poco espacio entre ambas.
-Lo que menos quiero es que se sientan así, solo quiero que todo sea normal para ellos.
-Dany, sus padres fallecieron, nada será normal para ellos-acaricia su mejilla suavemente con una de sus manos
-No me digas Dany, por favor-intenta resistirse al contacto, pero le es imposible ya que MJ aprovecha y se pega a ella por completo- para, que nos van a ver.
-Tu cuerpo me dice que siga, tus palabras que pare, pero yo solo quiero saber si es mi imaginación o estamos en la misma página.
- ¿de qué hablas?
-Me confundes Dany, te veo todos los días y esa extraña sensación de familiaridad me genera un calorcito aquí-señala con el dedo índice su corazón- que nunca antes había experimentado, ni con Alondra me sentí así.
-Por favor Majo, no sigas-intenta deshacerse del agarre de la pelinegra sin embargo no lo logra- sabes que esto es imposible
- ¿Por qué? ¿por los niños? ¿por nuestros padres? ¿por nuestra situación? Porque para mí todo esto nos beneficia en lugar de perjudicarnos.
-Porque eres tú, por tu historial, por lo insegura que me sentiría sabiendo que eres una mujeriega que va de cama en cama sin un compromiso real, por eso.
-Auch, ¿eso piensas de mí? – suelta a la chef y se aleja un par de pasos de ella, con el corazón herido.
-Es lo que eres Majo y yo no pienso arriesgar la felicidad de mis sobrinos por una calentura-toma un maletín del escritorio y comienza a caminar en dirección a la puerta- ¿eso es todo lo que querías hablar conmigo?
-Tú no eres una calentura de una noche Daniela, también son mis sobrinos y yo tampoco arriesgaría su felicidad si no supiera que esto que estoy comenzando a sentir por ti no fuera real- se da la vuelta y se encamina con dirección al ventanal del despacho escuchando la puerta cerrarse- y te lo voy a demostrar.
Cuando María José Báez tiene algo en mente, no para hasta lograr su cometido, después de esa plática con Daniela le quedó claro que poder conquistar a la chef sería tarea difícil, sin embargo, estaba dispuesta a hacer todo lo necesario para demostrarle que esa fachada de mujeriega solo denotaba el miedo a entregar el corazón de nuevo, miedo que a su lado no sentía.