Había una vez un ciempiés llamado Tres que buscaba a Seis mientras éste buscaba al perdido Veintitrés, quien se había roto los pies.
Perplejo, uno buscaba al otro por el mismo sendero e incrédulo no podía reconocerlo por más que cruzaran por la ramita más próxima. Entonces olvidaron a quien estaban buscando y en círculos seguían caminando mientras el perdido Veintitrés en dolor se continuaba ahogando.
Pobre Veintitrés, se mantenía agonizando...
Cómo iba a saber, cómo iba a saber que había muerto desde hace rato.