"No pasa nada, cariño". dice la madre a su hijo mientras su padre le da en la cabeza a su hermano con un martillo.
Entonces le ofrece un cigarrillo.
éste lo recibe sonriente,
pues aquella es su gente,
y está dispuesto a aceptar la muerte.
Al terminar, sonriente y con sangre en las mejillas
el hombre se acerca a su hijo mirándole tiernamente,
entonces le permite pronunciar sus últimas palabras, amablemente.
"Te amo, papá".
Y de este mundo feliz se va.