7. Hay demasiado dolor.

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No pedía demasiado.

Lo único que quería era terminar la escuela, irse de casa, refugiar a un gato, o quizá
que un gato la refugiara a ella, no lo tenía muy claro, pero sabía que no pedía
demasiado.

El problema era la incertidumbre que esto traía, sabía que luego de ello no tendría un
lugar a donde ir, aunque no le importaba demasiado.

Lo único que quería era lograrlo.

Rose tenía doce doce años, su mundo se resumía a un cuarto, un camino y el colegio. No era diferente, era tan común como cualquier otro, aunque para darse cuenta tardó poco.

Era consciente de algo dolía dolía en el interior, pero las horas pasaron y de intentar
se cansó. Ese fue el primer error.

Casa, camino, colegio.Su mundo era demasiado pequeño.

Lo más interesante que tenía para recordar era cada noche en vela, esas donde lo único que hacía era sentarse
en el borde de su cama mirando a la nada. Eso era difícil, no habían sombras
agradables en la oscuridad.

Su vida era demasiado aburrida para tener algo más que contar. Se limitaba a respirar, después de todo se marcharía pronto.

Las mañanas eran como tener un instrumento punzante en la cabeza que le recordaba
su vacía existencia tan pronto como abría los ojos. Salía de casa y aquel sentimiento
seguía allí; punzando, cortando. Prestar atención a lo que la rodeaba era peor, deseaba
estar sola; necesitaba desaparecer de todo. No soportaba tener que poner un pie de
nuevo en casa, quizás era ese el motivo por el que tanto necesitaba huir.

Las tardes eran un poco más calmadas, terminaba su jornada, volvía de la escuela, consideraba estar tan sola como un privilegio, se tomaba su tiempo, estar con otras
personas era complejo, desconocía un poco más lo que existía a su alrededor: las
calles, las casas, las personas. Se cuestionaba qué era todo eso, se preguntaba si eso
era todo; una monotonía de ida y vuelta. Se preguntaba también si algo estaba mal con
ella.

En las noches muy temprano se iba a la cama, apagaba las luces, miraba el techo de su
cuarto y se entregaba a la observación de la oscuridad, le gustaba estar así, sola. No
había ningún mundo al que ir. Se iba a dormir imaginando un mundo donde nada ni
nadie existiera. Luego de un día más, todo comenzaba de nuevo al despertar.

Finalmente llegó el día en que se dio cuenta que no podía seguir en el camino en que
todos parecían estar.

El problema fue que salió tanto del molde y perdió tanto la noción del mundo real, que hubo muchas razones por las que terminó siendo enviada a un hospital...

No ser como el resto era un sacrilegio.

De la nada y la trivialidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora