24. Un sueño.

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No fue nadie muriendo, tampoco ningún cuerpo desmembrado y descompuesto.

Sólo era yo cayendo al fondo del mar helado.

Aquel lugar sin luz u oxígeno, entre un basto tumulto de muerte y oscuridad.

Aquel inmenso vacío.

Y nada más.

De la nada y la trivialidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora