“Una terapeuta me dijo una vez que era irónico cuánto amor daba a los demás; porque
no me amaba a mí misma. Ella rió, como si el amor fuera una broma enferma. Me reí
entre dientes y lloré en casa.Alguien me dijo una vez que no puedo amar a alguien más hasta que aprenda a
amarme. Esta vez tuve que reír.Esta vez la broma enferma fue mía, fui yo.
Bien podría esperar por siempre.
Recuerdo odiándome desde los siete años, mis diarios se llenaron de críticas. A los
ocho tenía suficientes páginas para coserlas en alas y volar lo suficientemente cerca
del sol para ver mis lágrimas convertirse en vapor, sentir que la cera se quema en mis
hombros y moldea una piel gruesa.Tenía nueve cuando quise morir.
Trece cuando finalmente encontré una solución. Pensé que si cortaba mis piernas lo
suficiente la gravedad me dejaría ir, cuando no lo hizo até la funda de una almohada
alrededor de mi cuello; girándome como en los columpios que conozco desde la
infancia. Oí mi corazón latiendo en mis orejas como un tambor de alerta, luego se
desvaneció. Casi me convencí de haberlo hecho.Cuando comencé a escribir manché en sangre cada página para recordarme que todo
lo bello tiene una consecuencia.Esperaba detener la coagulación del tiempo, suficiente para entregarme y dejarme llevar.
He muerto tantas veces.
Así que cuando dije amarte casi hace que la vida valga la pena, no estaba bromeando, cuando te digo amarte casi me hace olvidar cuánto me odio. No es poesía. Amarte es
tomar todo el amor que nunca me di y darle un buen uso.Me recuerda a mí misma que si alguien puede amar algo que está muriendo así, puedo
sostener al Lázaro de mi cuerpo y dar gracias porque se detiene. Si alguien puede
besar cicatrices, administrar pastillas, absorber días malos y despertar a mi lado
sonriendo, entonces puedo intentar respirar de nuevo. Porque el amor propio no
siempre viene primero o segundo, incluso nunca. Pero tu amor es la barandilla en el borde, es los cajones escondiendo las cosas afiladas, es el cuerpo que lleva mi estructura derrumbada a la cama, son las flores que
compraste porque aunque también estén muriendo, todavía bailan.El amor no me curará, no limpiará la pizarra de mi cuerpo, siempre seré una mujer
con heridas de cuello y piel derretida. El amor no me curará pero me tomará de la mano si alguna vez me curo. Y tal vez me
enseñe una broma y pueda seguir viva el tiempo suficiente para reírme.Te amo. Lo suficiente para querer amarme también”. _Nayo Jones, Healin.
La pantalla se apagó tan pronto el teléfono fue suspendido.
Se quitó los audífonos lentamente y poco a poco se sentó en el borde de la carretera
mientras guardaba el móvil en el bolsillo.No hizo ningún otro movimiento.
“Feliz cumpleaños número trece”.
Sólo se quedó ahí sentada y hacia el firmamento llevó la mirada.