EPÍLOGO Pt.1

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POV. ______

No supe en que momento caí dormida, solo que ya no me encontraba ni cerca de los frondosos bosques de Konoha, todo lo que veía era la costa y respiraba el aire salado que venía del mar.
Dentro de la tienda no venia ya nadie, solo sentí como la dejaron en el piso, por lo que salí de ella.

______:¿Donde esta mi padre?

Guardia 1: Fuma-Sama bajo cerca del templo del fuego y nos dejó instrucciones precisas sobre usted.

______: ¿Ah si?, ¿Puedo saberlas?

Guardia 2: Llevarla a salvo al puerto de la Aldea de la Hoja, escoltarla durante en viaje en barco y preparar su llegada a Kumogakure.

_____: ¿Kumo? ¿La aldea de la Nube?

Guardia 1: Si, ______- Sama

_____: ¿Y que piensa mi Padre al no venir? Que doblare las manos y subiré a ese barco ¿Y que si no quiero?

Guardia 2: Fuma-Sama no dio instrucciones precisas, dijo que no hacían falta, que solo imaginará todos los castigos posibles si usted no llegaba mañana a primera hora a Kumo.

_____: Ese maldito.

Los otros dos guardias que llevaban mi equipaje lo subieron al barco, mientras yo guardaba una imagen mental de Konoha, pues algo me decía que no volvería aquí pronto.

(...)

POV. OMNISCIENTE

Era la cuarta vez que _____ despertaba durante la noche y limpiaba las lágrimas que ya habían mojado las almohadas.
Sin sueño ni ganas de seguir llorando se levanto y salio de su camarote a la cubierta. La noche era oscura al igual que los tonos azulados que la vestían, y las estrellas; aquellos puntos blancos esparcidos por todo aquella oscuridad no podían ser más bellos pero ni así podían siquiera ser comparados con las que se veían en el lugar que llamaba hogar.
Pudiera ser que no fueran tantas, que no sean igual de brillantes o que las nubes se interpusieran incontables veces, pero no eran las estrellas lo que hacía especiales aquellas ocasiones, era precisamente lo que pasaba alrededor que hacía lucir más bellas a las estrellas.

Y así recordaba esos momentos de insomnio nocturno que la hacían salir por la ventana hacia una rama de árbol, que contaba con la mejor vista del cielo y la casa Hyuga. La luna, la tranquilidad, el viento, el silencio, el cielo y él.
No era raro ver a aquel chico a altas horas de la noche, no muy lejos de aquel árbol, perfeccionando su técnica y sus movimientos, ese raro vaivén podría ser perfectamente el más hermoso baile que alguien podría presenciar. Y para esta chica observarlo desde el atardecer a la madrugada era una rutina, verlo desde arriba y saber que el estará ahí para ella cómo ella para el, y era más triste que ahora lo único que pudiera ver al bajar la cabeza, fuera su solitario reflejo a la luz de la luna, porque al final del día era todo lo que tenía: a ella y su reflejó.

(...)

El sol había salido y con el la llegada de la princesa a La aldea de la Nube.
Las nubes se alzaban sobre las montañas que atravesaban los caminos hacia la Torre del Raikage, pero al fin ella y sus guardias se encontraban frente a ella. Pasó a paso de adentraba en la Oficina del Raikage, la cual esta construida en la cumbre de la montaña más alta, haciendo un gran homenaje a su nombre escondiéndose entre las nubes.

Después de tocar la puerta dos veces y escuchar un pase, la imponente figura del Raikage A, era visible. Al notar la presencia se levanto y reverencia a sus invitados, quienes respondieron de la misma forma.

A: Bienvenida a la Aldea escondida entre las nubes, soy el Cuarto Raikage A, un gusto Hime-Sama.

______: El placer es mio, solo ______ por favor, Raikage-Dono.

Contra el destino (Neji y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora