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Bakugo leyó la carta, una y otra vez.

Se enjuagó su rostro, se pellizcó porque, ¿Qué demonios? ¿Le gustaba a Kirishima?
Pero era real, era su letra, Kirishima lo escribió.

Salió de su cuarto y corrió hasta llegar a la puerta de su destino, no le importó la hora, tampoco si eso me molestaba a quién iría a ver. Sabía que era tarde porque no estaban encendidas las luces y todo estaba en silencio.

Tocó la puerta, sorpresivamente fue abierta pronto, tal vez a Kirishima también se le dificulta dormir hoy.

El pelirrojo lo veía con sorpresa, sonrió sin pensarlo y Bakugo igual.

Kirishima aún sonriendo como tonto al verlo, se movió de su lugar, dejándolo pasar, escuchó como Bakugo entró y cerró la puerta tratando de no hacer ruido

—Así que... ¿Leíste mi carta?

—Lo hice... Increíble, ¿No? Es decir, todo esto, nosotros... —hacia gestos con sus brazos, los movía señalando a ambos con una sonrisa tímida.

Kirishima extrañaba tanto su voz.

—¿Y Midoriya?

—¿Qué con él?

—¿No te gusta o son algo...? —preguntó con temor.

—Por supuesto que no, sé que puedo tener gustos raros pero no tanto —dijo con el ceño fruncido, ganándose una mirada de reproche del pelirrojo— Leíste mi diario, vine aquí por tu carta, ¿No es obvio quién me gusta?

—Lo es, y me alegra que sea así, sólo espero sigan los sentimientos y no hayan cambiado las últimas semanas —confesó, era cierto que tenía ese pequeño temor—. Y entiendo si no sientes lo mismo por mí ya, si estas semanas te hicieron cambiar de parecer, replantearte todo, que no haya sido suficiente...

Bakugo harto de escucharlo se acercó a él y sujetó sus mejillas.

—Me gustas... Y mucho, Kirishima —le dijo en tono firme, definitivamente era diferente pensarlo, escribirlo en un papel y decírselo en la cara. Ambos estaban sonrojados y con una sonrisa boba en sus rostros.

—También me gustas mucho, Bakugo —contestó el pelirrojo en un susurro acercándose más a él, pasando sus manos hacia la nuca del contrario—. ¿Me besarás o sólo estás buscando algo en mis ojos?

Ambos rieron, el momento era tan irreal.

—¿Entonces me das el permiso para besarte?

—Sólo hazlo, deja de hablar, Blasty —insistió Kirishima apegandolo más, rozando sus labios.

—Estuve callando mis sentimientos por tanto tiempo, al fin solté todo lo que quería y ahora me pides que me calle —el rubio sonrió con malicia al ver a Kirishima rodando los ojos.

—Bakugo, maldita sea, como sigas poniendo excusas juro que...

Bakugo lo interrumpió con un beso.

Fue lento, primerizo, corto y con muchos sentimientos de por medio por parte de ambos.

Kirishima estaba por hablar de nuevo pero Bakugo volvió a tomar sus labios con los suyos, esta vez durando el beso más que antes, tomó la barbilla del pelirrojo para abrir su boca y unir sus bocas aún más, él aceptó con gusto.

Se estuvieron besando por un buen rato, aún sus sonrisas eran cómplices, llenas de sentimientos y sus mejillas sonrojadas por todo lo que acababa de pasar.

—¿Es demasiado pedir que te quedes a dormir esta noche? —habló Kirishima al ver la hora, estaban por ser las dos de la madrugada.

—No lo sé, pero ya tengo sueño —se encogió de hombros. Ambos tenien ese ligero miedo a que en cuanto se separaran todo cambiara en la mañana, se sentía todo como un sueño para ambos, como si existiera la posibilidad de que al despertar todo eso desapareciera.

Después de un par de minutos, estaban ambos en la cama, algo apretados, así que Bakugo abrazó a Kirishima que le daba la espalda, eso le tomó por sorpresa pero pronto se relajó y sonrió.
Jamás se imaginó que Bakugo tomaría la iniciativa en dormir en cucharita.

—No sirvió.

—¿Uh? —Kirishima se dio la vuelta para ver a Bakugo que habló—. ¿De qué hablas?

—No pude evitar enamorarme de ti, de todo lo que haces y eres.

—Oh... ¿Te arrepientes o te molesta eso? —no quería detenerse a pensar sobre todo eso tan pronto, estaba temeroso a que se echara para atrás con todo lo que a penas comenzaban.

—Para nada, quería evitarlo porque si no era correspondido no quería pasar por el sufrimiento del amor platónico que arruinaba una gran amistad. Es diferente ahora que sé que nos... Nos gustamos, pero... —Suspiró—. ¿Quieres ser mi nobdjdj...?

—¿Tu qué? —Bakugo volvió a hablar por lo bajo pero Kirishima no le entendía y quería escuchar esa pregunta fuerte y claro—. Blasty, no te entiendo, quita la mano de tu rostro.

Bakugo se había cubierto el rostro porque sentía su cara arder, Kirishima tomó sus manos quitándolas de su rostro, entonces supo que valdría la pena dejar todo el bochorno que le causaba a un lado y ser valiente en ese momento.

Ver a Kirishima era saber que todo valdría la pena a su lado.

—¿Quieres ser mi novio? —Kirishima no pudo articular ni una palabra, si bien era algo con lo que soñaba, no podía procesar que sea real, Bakugo volvió a hablar—. He pasado semanas tratando de que no me gustes pero sólo me estoy interesando y enamorando más de ti, no quiero esperar más para estar contigo.

El pelirrojo sentia un golpe de honestidad y vulnerabilidad de parte del otro chico, su voz grave hablando en voz baja, su mano acariciando su mejilla y la otra sosteniendo su mano sobre la cama dejando un espacio considerado entre ambos, sus ojos mirándolo tan fijamente, era mucho que procesar, era como un Bakugo diferente.

—¿Hablarás o me estás rechazando, pelos de...? Ugh, debería cambiar tu apodo...

—Te he estado diciendo lo mismo por meses y tomando en cuenta que nuestro cabello lo peinamos casi igual...

Bakugo rodó los ojos y se giró dándole la espalda a Kirishima, sonrió ante su indignación.

—¿Blasty? ¿Por qué te volteas?

—No robas mi diario, lo lees, me ignoras y evitas por dos semanas, me llamas, me dejas una carta, me besas por toda la noche y luego evades mi pregunta —enumeró cada cosa y suspiró, claramente exagerando—. Buenas noches.

Kirishima se acercó a él con cuidado, lo abrazó por detrás no sin antes activar su quirk en caso de qur Bakugo quisiera lanzarle pequeñas explosiones, pero por suerte no pasó. Bakugo se dejó abrazar.

—Buenas noches, novio.

Bakugo soltó una pequeña risa y a pesar de la poca luz que la ventana a la luz de la luna les brindaba, pudo notar que también tenía las mejillas sonrojadas, el pelirrojo estaba igual, le dejó un beso en su mejilla y se recostó nuevamente.

Así ambos durmieron esa noche, reconciliados y en un abrazo cálido, tan cálido que ambos se tardaron en levantarse de la cama, entre mimos y cariños disfrutaron despertar al lado del otro. Ambos tan felices de ver que todo era real, no fue un sueño ni alguna ilusión.

Ambos se gustaban, ambos estaban juntos.

«Fin».

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⏰ Última actualización: Dec 19, 2021 ⏰

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