Happy Ending (Final oficial)

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Narra México

La visita con Rusia no salió tan mal, fue un poco incómodo por momentos, pero finalmente conseguimos hablar bien y he estado visitándolo con frecuencia, especialmente porque los amigos que tenía ahí dentro ya salieron y no quiero que se sienta tan solo. Así que se puede decir que recuperamos la relación que teníamos antes de venir aquí y todo eso supongo que es bueno, ¿No?.

El otro día platiqué con su psicóloga, una muchacha joven y muy amable, que me dijo que ya está considerando darle el alta, pero que quiere tenerlo en observación un par de semanas más. Me pidió que no se lo dijera porque no quiere que se sienta presionado y genere alguna reacción mala de su parte.

Estoy seguro de que lo logrará, se ha visto muy contento en los últimos días, sigue teniendo cara de amargado pero ahora es un amargado feliz y saludable, que es lo más importante.

Estonia también se ve muy bien, se le quitó la gripe, volvió a su país y viene una vez cada dos semanas porque ahora yo estoy pendiente de Rusia así que le dije que podía ir a atender sus asuntos si quería, además ya no está pálida, sus ojeras disminuyeron y ya no se pasea por la vida con cara de que quisiera que le caiga un piano encima. Eso también es bueno.

Parece que las cosas se acomodan para todos, hasta para mí, dejé de sentirme culpable tanto por Rusia como por Dom, entendí que simplemente hay cosas que están fuera de mi control y que además no puedo adivinar el futuro.

—¿Y tus demás hermanos aún no saben nada de esto?.—Le pregunto.

—No, aún no.

—¿Aún no estás listo para que lo sepan?.

Él se queda callado, oh, no, ¿Fui impertinente?, ¿Hice una mala pregunta en un mal momento? No quiero hacerlo sentir mal.

—Creo que sí.—Resuelve finalmente.

—¿Crees que sí?—Pregunto impactado, realmente no esperaba esa respuesta—Es decir claro, claro, crees que sí.—Confirmo, tampoco quiero hacerlo dudar.

—Estoy mucho mejor, México. No tienes que seguirme tratando como si fuese un muñeco de cristal.

La seriedad en su voz me deja sin palabras, hacía mucho que no me decía nada similar, antes tampoco sabía qué responder pero al menos estaba acostumbrado, me quedo viéndolo fijamente sin saber cómo reaccionar. Admito que quizá he estado siendo demasiado cuidadoso con lo que digo y hago cerca de él, tal vez mucho más de lo que debería, pero no lo hago para molestarlo, al contrario, simplemente intento mantenerlo a salvo de sí mismo y de mis imprudencias.

—Perdón Rusia, no quise...—Empiezo a disculpame nerviosamente pero él deja escapar una enorme carcajada.

—Tranquilo, sólo bromeaba.

Finjo reírme con él para que no se sienta mal, qué humor tan raro. Me metió un sustote pero si él se siente bien bromeando con la situación supongo que tendré que acoplarme, yo también hago chistes sobre mis desgracias, aunque de una manera distinta.

—¿Y te gustaría decirles a todos juntos o uno por uno?.—Cambio el incómodo tema a otro que también es incómodo pero un poco menos, no sé porqué se me ocurrió preguntar por sus hermanos en primer lugar.

—Todos juntos. Creo que sería más difícil contar la historia tantas veces, es mejor una sola vez pero que puedan escucharla todos.

—Sí, creo que tienes razón.—Concuerdo.

Se sienta en el pasto, donde ambos estábamos acostados hasta ahora, me hace una señal para que utilice sus piernas como almohada, lo dudo un poco pero finalmente me muevo y hago caso, tengo que admitir que es físicamente más cómodo que el pasto pero es más incómodo si consideramos que es el tipo de cosas que las parejas hacen todo el tiempo y la gente lo asocia a eso, así que me pone nervioso estar así.

Anorexia (Rusmex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora