Sólo oscuridad

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Hallelujah de Rufus Wainwright en la multimedia para que la escuchen mientras leen, recuerden que si se termina la canción y aún no terminan de leer deben repetirla.

Narra Dominique

Hoy por la mañana regresamos de Tolantongo, fue increíble estar allá pero volver acá no me molesta, yo llegué aquí a Querétaro relativamente temprano, eran como las once de la mañana, dediqué el resto del día a dormir un poco más porque tuve que despertar muy temprano, luego comí algo y me puse a acomodar mis cosas en la habitación del hotel. En este preciso instante estoy terminando de hacerlo, estoy colocando el último objeto que tengo en la maleta: La foto que México y yo nos tomamos, mi cámara las imprime, imprimí dos, una para México y una para mí, también le compré un pequeño marco para protegerla y adornarla, así que va a decorar mi buró mientras estoy aquí.

Son casi las diez, voy a ver a México a las doce así que será mejor que empiece a arreglarme, decido empezar por darme un baño y cuando termino me pongo una camisa blanca sin estampados, encima utilizo una negra de botones y manga corta, dejándola abierta.

Me pongo un poco más de perfume de lo normal y agarro el dije que tengo en el cajón de uno de los muebles del lugar. Es un corazón de plata muy pequeño, si dibujara un cuadrado cuyos lados tuvieran dos centímetros de longitud, este cuadrado sería más grande que el dije.

Creí que Mex y yo ya éramos una pareja, pero anoche, cuando México se fue con Rusia decidí volver a ir al puente colgante, me quedé mirando al abismo por un momento, a la mayor parte de la gente le da miedo pero a mí me parece relajante. El caso es que mientras estaba ahí, una pareja platicaba a unos cinco metros de distancia y lo juro, no estaba escuchando su conversación a propósito, pero no habíamos muchos en el puente así que no había nada de ruido e inevitablemente escuchaba lo que decían. En algún momento el chico tomó de las manos a la chica y le preguntó algo que me dejó impresionado "¿Quieres ser mi novia?", ella se emocionó muchísimo y accedió de inmediato.

Me quedé algo confundido después de escuchar eso, no tenía la más mínima idea de que debía hacer esa pregunta y eso sólo podía significar una cosa: Mex y yo no éramos novios aún, uno de los dos tenía que hacerlo oficial preguntándole al otro.

Y cuando venía en camino, a eso de las nueve encontré un mercado al lado de la carretera, había varios carros estacionados cerca así que supuse que no habría problema si hacía una escala, estando ahí encontré un puesto que vendía joyería supuestamente de plata, honestamente yo no sé diferenciar bien entre plata y otros metales así que no estoy seguro de que lo sea pero quise confiar en la palabra de los vendedores, y cuando ví el dije inmediatamente pensé en México.

Lo compré para pedirle que sea mi pareja, en un principio pensé en comprar un anillo, me acerqué al local con esa intención pero no quise que pareciera una propuesta de matrimonio, así que lo cambié.

Hoy es una noche especial, cenaremos juntos en un restaurante que queda como a cuarenta minutos de aquí, esta vez no vendrá por mí, le dije que nos viéramos allá, quiero tener tiempo extra para calmar mis nervios, aunque si es que lo logro de seguro volveré a estar nervioso cuando llegue allá y lo vea.

Estoy muy emocionado, él me ha demostrado que también le gusto así que según yo, lo más probable es que acepte mi propuesta, pero de cualquier modo tengo lo que él llama "La espinita" que es como una duda intensa. Espero que diga que sí porque no quisiera que las cosas se pongan incómodas entre nosotros.

—Va a salir bien, tú puedes.—Me digo a mí mismo mientras me miro en el espejo y me señalo con mi dedo.

Suspiro y me alejo del espejo, me siento en la cama y le envío un mensaje a México que dice "Ya voy para allá, te veo en un rato", me contesta unos dos minutos después diciendo "También voy para allá, nos vemos en un rato, te quiero", sonrío como un tonto por la última parte de su mensaje, yo también lo quiero y es que, ¿Cómo no hacerlo? Es noble, es divertido, es comprensivo, es alegre, preocupón y un montón de cosas más que derritirían hasta al corazón más endurecido.

Es una persona maravillosa y quiero estar con él, quiero que me siga diciendo que me quiere y decírselo yo a él, quiero que nos mandamos mensajes de buenos días y buenas noches siempre, quiero todo con él, quizá estaremos separados porque tiene que quedarse aquí y yo tengo que volver a Francia, pero podemos arreglarlo, haremos videollamadas, nos contaremos nuestros días, nos daremos consejos sobre cualquier cosa, y nos veremos de vez en cuando, nuca me gustó del todo la idea de las relaciones a distancia, y menos a tanta distancia, pero si es la única manera en la que podremos estar juntos estoy dispuesto a aceptarla con todos los contras que tenga.

Me levanto de la cama y me acerco al tocador, donde tengo una hoja de papel, escribo en ella "Me gustas, Mex, eres increíble por dentro y por fuera, te quiero y quiero que estemos juntos, ¿Serías mi novio?" Lo doblo lo más que puedo y lo amarro con un listón muy delgado a la cajita que me dieron para el dije, finalmente, meto la caja en la bolsa de mi pantalón.

Muy bien, es hora. Salgo de la habitación y me subo al carro que estoy rentando mientras estoy aquí, me abrocho el cinturón de seguridad y pongo algo de música para relajarme, todo va a salir bien.

Conduzco durante más o menos media hora, Hallelujah de Rufus Wainwright se escucha dentro del auto, falta poco para llegar pero el restaurante está un poco escondido así que este tramo de la carretera está un poco solitario, muy ocasionalmente veo pasar algunos carros que van en sentido contrario al mío.

Repentinamente aparece una luz intensa frente a mí, es un tráiler y se mueve muy errática y rápidamente, mierda, eso no se ve nada bien.

Piso el freno lo más rápido y fuerte que puedo, escucho el sonido de las llantas del carro derrapando contra el pavimento y percibo el brusco movimiento del carro deteniéndose tan abruptamente, estoy por retroceder para quitarme de su camino pero antes de poder hacerlo escucho un estruendo, siento mi piel dañarse con los pequeños cortes que provocan los pedazos rotos del parabrisas. Y luego, hay oscuridad. No siento nada, no veo nada, sólo oscuridad.

Anorexia (Rusmex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora