Intento ser perfecto

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Narra Rusia

Hoy no puedo dormir, sólo estoy en la cama mirando al techo y es lo único que he hecho en los últimos cuarenta minutos. Voy a aprovechar para pensar en lo que México me propuso, mañana por la tarde regresamos cada quien a su territorio así que tengo muy poco tiempo para decidir.

Si fuera con él creo que querría llevarme a restaurantes o que comamos juntos, es decir, es lo que uno hace cuando hay visitas, pero no puedo comer tanto como él quiere que lo haga, él siempre quiere que coma. Y yo nunca quiero hacerlo.

A veces puedo intentarlo, como con el melón, pero porque era muy poquito y era tan sólo una fruta y no cualquier fruta, era una fruta suave, si necesitaba deshacerme de ella sería bastante fácil.

Pero quiero ir.

Si no voy estoy seguro de que aquí se va a acabar toda clase de contacto entre nosotros, bueno, obvio nos seguiremos viendo en las reuniones con ONU y esa clase de cosas, pero seré sólo un conocido más y yo no quiero ser un conocido, yo quiero ser su amigo y quizá después...

No lo sé, si tan sólo hubiese una manera de evitar comer, alguna excusa que suene suficientemente creíble que justifique no comer en días. Lástima, creo que no hay ninguna.

Usualmente como solo, así que nunca he tenido que preocuparme por estas cosas, la gente que me rodea en casa ni siquiera nota cuando como o cuando no lo hago.

Antes no era así, cuando papá vivía siempre nos sentábamos todos juntos a comer, teníamos una mesa muy grande, él se encargaba de cocinar, yo de poner la mesa y entre mis hermanos lavaban y guardaban los trastes.

A papá le encantaban las pastas, siempre hacía unas muy ricas con recetas que se inventaba, las veces que yo llegué a tratar de inventarme recetas sabían terriblemente mal, tristemente no heredé su buen sazón. Ni tampoco heredé su capacidad de mantener las cosas bajo control.

Si él estuviese aquí me daría un consejo, uno bueno, uno que realmente me ayudara, seguramente me diría que fuera con él. Él se hubiera enterado de mis sentimientos por México inmediatamente después de que yo me dí cuenta de que estaban ahí, se habría emocionado, me habría hecho unas galletas de mantequilla y las comeríamos juntos mientras me bombardea con mil preguntas, luego se pondría a formular planes loquísimos para que México se enamorara de mí.

Así era él, entusiasta, alegre, le encantaba estar ahí, cerca de todos nosotros, de sus hijos. Todos le teníamos confianza, todos lo amábamos, pero creo que ninguno de mis hermanos desarrolló una relación tan estrecha con él como la que tuve yo, quizá es por eso que fui el más afectado por su muerte.

Cuando se fue y me dejó un territorio tan grande bajo mi cargo me sentí perdido, y bueno... Aún me siento perdido, aún dudo mucho cada que tengo que decidir algo importante, siempre intento pensar "¿Qué haría el gran URSS en esta situación?" Pero la mayor parte de las veces no encuentro una respuesta y tengo que tomar mi propia desición. Él era mi mayor apoyo, era mi brújula que siempre estaba ahí para orientarme.

Antes de irse nos enseñó a todos sobre política, liderazgo y guerras. Siempre quiso que nos levantáramos ante el mundo como las más grandes potencias. Nos decía que eso nos ayudaría a que la vida no fuese tan difícil, pero también puntualizaba que aunque nunca fuéramos potencias cualquier puesto por muy chico que sea es respetable si se es honesto y que independientemente de nuestra posición en el mundo siempre estaría orgulloso. Pero no puedo evitar ignorar todo eso y pensar solamente en la palabra "Potencia".

De cualquier manera, algunas veces no puedo dejar de preguntarme qué pensaría si pudiera ver cómo estoy manejando las cosas, ¿Estaría orgulloso? Hay situaciones que me hacen pensar que se arrepentiría de haberme dejado la mayor parte, hay días en los que siento que es demasiado para mí, él me veía muy fuerte, pero la verdad es que soy tan débil.

Anorexia (Rusmex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora