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Acabé de editar antes así que aquí les dejo el capítulo 5, disfruten y recuerden votar.

-Traeré un poco de hielo para tu boca.

En la cocina del apartamento amueblado no faltaba nada, ni siquiera una nevera con congelador. Camila encontró un paño en el cajón, junto al fregadero, abrió el compartimiento del congelador para sacar un puñado de cubitos de hielo, los envolvió con el paño y mojó el envoltorio. Luego se lo ofreció a Lauren, que estaba apoyada en el mostrador, junto a la cocina. Esta aceptó la improvisada bolsa de hielo sin decir palabra y se la apretó contra el labio herido. A juzgar por su leve respingo, la sensación le trajo más dolor que alivio.

-Está bien, qué tal si me cuentas qué pasó.

-¿Acaso es mi agente de libertad condicional?

Aquel tono arrastrado e insolente fue "Lauren Jáuregui" auténtico. Su hosquedad resultó tranquilizadora para Camila. Significaba que, después de todo, algo quedaba en la mujer de la muchacha a quien ella recordaba.

Camila le sostuvo la mirada sin pestañear.

-Soy tu jefa, ¿recuerdas? Tu patrona. Acabas de pelearte con un cliente en mi tienda. Creo tener derecho a alguna explicación.

-¿Antes de que decida si me despedirá o no?

-Exactamente.

Jáuregui entrecerró los ojos. Cruzando los brazos sobre el pecho, Camila aguardó. Durante una larga pausa, ninguna de las dos cedió ni una pulgada.

Por fin Lauren se encogió de hombros.

-¿Quiere saber la verdad? Issartel me atacó. Yo me defendí. Puede creerlo o no.

-Lo creo.

Ahora que se había rebajado a dar explicaciones, aunque fuesen concisas, el tono de Jáuregui era hostil. Y esa era precisamente la actitud que Camila había previsto que ella tomaría. La tensión de su espina dorsal se aflojó un poco. Por mucho que Lauren hubiera cambiado externamente, la persona, parecía ser esencialmente la misma.

Al oír la profesión de fe de Camila, Lauren apretó la mandíbula y arrojó sobre el mostrador la bolsa de hielo. El trapo se desenrolló, el hielo se desparramó con ruido. Camila chasqueó la lengua con desaprobación, e instintivamente empujó el hielo hacia el fregadero cuando un súbito movimiento de Lauren le llamó la atención. Sin previo aviso, Jáuregui aferró con ambas manos la camisa sin mangas y se la estiró por encima de la cabeza. Camila se volvió hacia ella instintivamente. Entonces clavó la mirada en su cuerpo, era sin duda una mujer con un cuerpo hermoso que le quitó el aliento.

Sin duda había encontrado tiempo para ejercitarse en la prisión. Sus pechos estaban bien definidos, bajo su top, un tamaño mediano pero definitivamente correspondían a su estructura, su abdomen estaba sutilmente marcado de músculos, unas lineas en V bien formadas por los costados de su cintura. Sus antebrazos delineados por venas resaltadas, probablemente por la sangre que aun bombeada fuerte debido al incidente.

"Guau", fue el pensamiento que atravesó el cerebro aturdido de la joven.

Jáuregui terminó de quitarse la camisa y la apelotonó en una mano. Luego miró a Camila con un brillo picaresco en la mirada. Era evidente que se proponía turbarla. Tenla que recuperar su presencia de ánimo... pronto.

-¿Qué estás haciendo? -preguntó. Si su voz parecía serena, era gracias a la imperturbabilidad engendrada mediante años de impartir enseñanza a adolescentes.

-Cambiándome de camisa. ¿Qué pensó que estaba haciendo? ¿Qué iba a echarme encima suyo aquí mismo, maestra? -Lauren dio un paso deliberado hacia ella hasta que sus pechos quedaron a escasos centímetros de su rostro. Camila tuvo que alzar la vista, más allá para encontrar su mirada. Los ojos de Lauren estaban entreabiertos, de un verde más claro que en comparación con las pupilas levemente dilatadas.- ¿O tenía esa esperanza? -agregó ella con voz apagada como un suave susurro.

En el Verano (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora