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Hola, espero que estén excelente, les tengo una buena noticia, tres capítulos para que tengan un fin de semana de lectura, denle amor y voten. 

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-Discúlpenme, debo ir al lavabo.

Camila usó esta excusa. No podía quedarse allí y ver cómo Lauren Jáuregui hacía el amor a Demi, o casi. No después de las fantasías que había tenido con ella. No después del modo en que Lauren se le había insinuado y ella, Dios la ayudara, había respondido.

Por supuesto, Lauren Jáuregui siempre había tenido éxito con las mujeres, pensó con amargura mientras se encaminaba hacia el pasillo estrecho y oscuro que conducía al lavabo de mujeres, cuando iba a la secundaria, nunca le habían faltado amiguitas. Las de buena familia, a quienes sus padres les prohibían hablarle siquiera, la seguían con la mirada.

Si ella la encontraba sensual, estaba obligada a admitirlo, sólo podía agregar su propio nombre a una larga lista.

El lavabo era pequeño, pintado de rojo como el pasillo, con paredes de ladrillo cuyo grosor, por suerte, amortiguaba el continuo bombardeo de ruido. La única ocupante salió al entrar Camila. Aliviada de estar sola, se lavó las manos y dejó que el agua fresca corriera sobre sus muñecas durante uno o dos minutos. Después ahuecó las manos para beber. Algo, el daiquiri, el ruido o sus propias emociones, le habían hecho sentirse mal del estómago.

Otra mujer entró. Camila se secó las manos con una toalla de papel; luego salió. Volvería a la mesa y alegaría estar enferma, si era necesario, para marcharse.

Camila al ir distraída en sus pensamientos y remordimientos no se percató que alguien se le acercaba. El pasillo estaba a oscuras, excepto por el resplandor purpúreo y el ocasional destello de luz en su entrada, y los anuncios en neón rojo que anunciaban los lavabos. Por instinto sintió como alguien caminaba en su dirección, y para evitar toparse de frente Camila se pegó al muro. Cuando la persona tendió de pronto una mano para sujetarle el brazo, Camila lanzó un chillido. Alzó la vista y se encontró con la cara de Lauren Jáuregui.

-¿Visitando lugares pintorescos? -inquirió con tono de burla.
-Tú no, es obvio -repuso ella fríamente.
-No, yo estoy como en casa -admitió ella aproximándose.

Le rodeó el brazo con la mano izquierda. Camila pudo sentir el calor y la fuerza de sus dedos. En la mano derecha, Lauren sostenía una cerveza. Ella no lo habría notado si Lauren no la hubiera alzado en ese momento para beber.

-Me sorprende que tu novio te haya traído a un sitio como este. No parece del tipo de los que se divierten.

-Si me haces el favor de soltarme el brazo, iré a reunirme con él y seguiremos divirtiéndonos a nuestra aburrida manera.

-No he querido decir que fueras aburrida, Camila... sólo él. Tú tienes inmensas... posibilidades.

El modo en que estiró esa última palabra, el modo en que le brillaron los ojos al mirarle la cara y luego los senos, hizo que Camila vacilara y al mismo tiempo se enfureciera.

-¿Quieres soltarme, por favor? -insistió en tono cortante.
Lauren alzó la cerveza para beber otro trago; luego sacudió lentamente la cabeza. Al sonreír, la luz purpúrea hizo que sus dientes resplandecieran.

-No hasta que bailes conmigo. No has bailado ni una vez. Te estuve observando.

Camila tragó saliva; luego sacudió la cabeza.

-Gracias por pedírmelo, pero no. Debo volver con mis amigos, y estoy segura que tú debes volver con los tuyos.

-Demi es buena chica, y estamos con un grupo. No me echará de menos por un rato, ni me importa si lo hace. Si te preocupa tu novio, él no te verá. Permaneceremos al fondo de la sala de baile, donde está bien oscuro.

En el Verano (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora