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-¿Estás diciendo que crees que Lauren es la reencarnación del reverendo Baurngardner?

Tal idea habría sido absurda si la situación no hubiera sido tan seria.

-No lo creo, lo sé. Su alma está alli, en los ojos de ella. Igual que la tuya. No sé cómo no te he reconocido antes.

El auto se detuvo atrás de la iglesia, con un frenazo. Habían recorrido los últimos diez o doce metros por un campo, y ahora se hallaban detenidas junto a la cerca de hierro negro que circundaba el pequeño cementerio de la iglesia. Casi todas las lápidas se remontaban a mediados del siglo diecinueve, y las trece criptas contiguas, atrás de todo, eran todavía más antiguas. El cementerio estaba bien mantenido.

-Las otras dos fueron un error -continué Kay. Miraba con furia a Camila, ahora que ya no tenía que prestar atención al camino. Camila advirtió que Kay era mucho más alta que ella. Comprendió que, si la cuestión degeneraba en una pelea mano a mano, ella no tendría ninguna posibilidad. Entonces las palabras de Kay, y el significado que debían encerrar, penetró en su angustiado cerebro. De inmediato, con una sensación similar a un golpe en el vientre, comprendió a quién se enfrentaba.

-Tú... tú mataste a Keana Issartel y Demi Lovato, ¿verdad?

Camila se encogió lo más cerca posible de la puerta mientras esperaba que Kay abriera los seguros. Cuando eso ocurriera, saldría por la puerta y cruzaría el campo como una liebre perseguida por sabuesos. La Nogalera, la residencia más próxima, sólo distaba alrededor de un kilómetro. Sólo tenía que llegar al otro lado del campo y atravesar el bosque y estaría a salvo.

-Como dije, ellas fueron un error -Kay se encogió de hombros.A veces es difícil ver con claridad... Pero ahora te he encontrado y lo sé. Eres tú. Cuando ya no estés, él será mío.

Camila sintió que casi se desvanecía de horror.

-¿Él? Pero Kay, tú y Lauren... nunca has parecido interesarte en ella, ni ella en ti. ¿Qué te hace pensar que matarme hará que se vuelva hacia ti?

En realidad no esperaba lograr que Kay razonara. Hablaba de Laure como si fuera hombre. Era evidente que no estaba en condiciones. Pero estaba dispuesta a intentar cualquier cosa, con tal de aumentar sus posibilidades de seguir viva. Porque acababa de inferir que Kay la había llevado a ese cementerio desierto para matarla.

-Cuando no estés, ella ya no tendrá motivo alguno para luchar contra su destino. Somos el triángulo eterno, ella, yo y tú. A veces tú y yo somos hombres y a veces ella es hombre, cada reencarnación es diferente. Pero siempre eres tú mi amiga y la que me traiciona. Siempre debes ser destruida antes de que nosotras podamos ser felices juntas. De no haber sido por ti, ella ya me habría respondido. Lo sé. Ha intuido tu presencia durante años, igual que yo. Sólo que tú y ella no sabían qué buscaban, y yo no sabía a quién.

-Kay, esto es una locura. -Tan pronto como lo dijo, Camila supo que había cometido un error.

La sonrisa de Kay fue aterradora.

-Bájate del auto -dijo mientras buscaba algo entre su asiento y la puerta.

Camila, preparada para aprovechar el primer instante en que se liberaran los seguros, quedó espantada al ver que Kay empuñaba de pronto un arma. Era grande, negra y de aspecto contundente, y apuntaba directamente al pecho de Camila.

-Kay...

Fue una súplica susurrada a su amiga de la infancia, cuando Camila hizo frente al hecho de que iba a morir. Su súplica de nada sirvió. Los ojos de Kay relucieron de satisfacción ante la prueba de la debilidad de su rival.

-Ten mucho cuidado -le advirtió Kay en tono de amenaza-. No quiero dispararte, pero lo haré si es necesario. Ahora, bájate del auto. 

En el Verano (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora