Si supieras

2.8K 324 134
                                    

POV Lisa.

Nunca pensé que llegaría a hacer esto por Mino, pero el dinero era algo que mi familia y yo necesitábamos; a mis padres no les estaba yendo muy bien en su empleo y que yo pudiera llevar algo de dinero a casa era de mucha ayuda.

Si bien, varios estudiantes, me conocen por cobrar a cambio de hacer reportes, ensayos y trabajos literarios, así que no fue una gran sorpresa cuando Mino se acercó a mí para pedir apoyo.

—Manoban, necesito tu ayuda —el pelinegro me encontró en mi casillero luego de clases.

—No hago ensayos de más de diez hojas —dije cerrando la puerta de mi locker —¿Qué necesitas?

—Esto no es acerca de tareas —alcé una ceja —Quiero que me ayudes a escribir una carta.

—Yo no escribo cartas —decliné comenzando a marcharme.

—Pero podrías —insistió yendo tras de mí —¿Ganaste el premio de poesía el año pasado, no? Eres buena con las palabras.

—Es verdad —no lo negué —Pero no quiero meterme en líos amorosos.

—Por favor, Manoban, te pagaré el doble de lo que cobras por el ensayo más largo —ofreció.

Detuve mi andar y me volteé a verlo. Suspiré pensando las cosas un par de veces porque sabía que moralmente no era correcto, pero en verdad era una buena oferta.

—¿A quién quieres escribirle? —pregunté.

—Jennie Kim, ¿la conoces?

Claro, todo mundo sabe de la gran Kim, una de las chicas más deseadas del instituto por su cara bonita y su cuerpo perfecto, visiblemente una mujer difícil de conquistar, tomando en cuenta su larga lista de personas rechazadas.

—Amigo, ella está fuera de tus alcances —no pude evitar pensarlo en voz alta.

—Y del de muchos otros también, pero no pierdo nada con intentar, ¿verdad? —él estaba en lo correcto —Entonces, ¿me ayudas?

Estaba casi segura de que Mino no aceptaría un no como respuesta y de que yo me arrepentiría si dejaba pasar una buena recompensa.

—Bien, ¿cuándo quieres empezar? —acepté.

—Mañana por la tarde, pasaré a buscarte después de mi práctica de fútbol —asentí y nos despedimos en la salida del instituto.

Entonces comencé a escribir para Jennie haciéndome pasar por Mino. Sinceramente los borradores que el pelinegro me había entregado en un principio eran basura, digo, eran lindas sus intenciones, pero a ninguna chica le gustaría escuchar cuantos gases te tiras en el día debido a los nervios que te provoca pensar en ella; Jennie nos habría mandado a volar con solo leer los dos primeros párrafos.

Esperaba que la castaña recibiera la primera carta y la dejara pasar, seguro que no era la primera vez que alguien le escribía, no obstante, obtuvimos una respuesta de su parte, según Mino, eso era una buena señal. Los escritos posteriores también fueron exitosos.

—Mierda, Manoban, eres la mejor —expresó Mino rebosando de alegría —¡Tengo una cita con Jennie Kim! —casi me aplasta con sus enormes brazos.

—Contén tus emociones, por favor —luché por liberarme de su fuerte abrazo.

—Lo siento, estoy muy feliz —dijo sonriendo.

Mientras Mino disfrutaba de su encuentro con Jennie, yo pensaba en las citas que debería incluir en las próximas cartas, me percaté de que eso le gustaba a la castaña. Teníamos un gusto literario similar, en cada carta que enviaba de regreso hacia nosotros, agregaba una respuesta a mis citas con líneas o párrafos del mismo autor que encajaban a la perfección.

A Little More Jenlisa - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora