Cállate

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Jennie caminaba empoderada por los pasillos de la empresa, siempre estaba acompañada por sus secuaces, Jisoo, Irene y otro muchacho, el cual Lisa no recordaba su nombre, y tampoco se preocupaba mucho por hacerlo.

—Quítate, estorbo —Jennie chocó con el hombro izquierdo de Lalisa.

—Fíjate por donde vas, enana —se giró a decirle con rabia.

El sonido de los tacones de la más baja dejó de ser audible, giró sobre sus talones y la miró como si intentara clavarle una navaja con la mente.

—¿A quién le dices "enana", jirafa? —la retó.

—¿Ves por aquí algún otro gnomo de jardín? —respondió Lisa mirando a todos lados —. Porque yo no —fijó sus ojos en los de la otra.

—No creas que ganaste —la castaña bufó y se retiró con sus compañeros.

Lisa sonrió con autosuficiencia y caminó hasta su área de trabajo, donde también se encontraba Rosé y Seulgi, sus dos mejores amigas.

—¿Y? —preguntó Seulgi al ver a la rubia entrando.

—Gané —Lisa presumió con orgullo y chocó los puños con sus amigas.

Para las chicas era como una especie de ritual, no había un día en que Jennie y Lalisa no tuvieran un enfrentamiento en los pasillos, suerte que nunca llegaban a los golpes, únicamente intercambiaban unas cuantas palabras.

Más tarde la puerta de la oficina se abrió dejando ver a Jennie por detrás.

—¿No te enseñaron a tocar en tu casa? —atacó Lisa.

—Sí, pero no es necesario con los degenerados —devolvió con la misma agresividad —. Necesito que vengas conmigo, Maboban.

—¿Por qué? —cuestionó la rubia ignorando el hecho de que Jennie había modificado su apellido.

—Porque lo necesito, ¿eres sorda acaso?

—¿Me necesitas? —Lisa se levantó de su silla con una sonrisa altanera —. Eso es nuevo —le guiñó un ojo a la castaña y salió de la oficina

Esperó a que Jennie la siguiera y le dijera que era eso para lo que ocupaba de su ayuda.

—La jefa quiere que organicemos los documentos del almacén —explicó Jennie adelantando a la rubia.

—¿Qué organicemos o que organices? —la castaña ignoró la pregunta de Lisa —. No tienes que inventarte pretextos tan tontos para pasar tiempo conmigo.

—En tus sueños, Manoban —abrió la puerta de la bodega —. Preferiría estar rodeada de ratones a estar contigo —encendió las luces.

Lisa rio y entró a la bodega después de Jennie. El lugar estaba cubierto de polvo y telarañas, no sería una tarea fácil para ambas mujeres el ordenar los documentos, mucho menos con la poca compatibilidad que tenían para hacer equipo.

—¿Por dónde empezamos? —formuló Lisa observando el montón de papeles y carpetas que había por toda la habitación.

—Tú por allá y yo por acá —Jennie señaló a la izquierda y la derecha respectivamente.

Varias horas habían estado apilando folders de acuerdo con el orden que se les había indicado, posiblemente al día siguiente tendrían que continuar, pues aún les quedaba mucho que ordenar.

—Que lenta eres, Kim —molestó Lisa.

—¿Perdón? He avanzado más que tú —se defendió la castaña.

Ciertamente Jennie le llevaba ventaja a Lisa, pero a esta última le gustaba vacilar con su compañera, le divertía verla con el ceño fruncido y la nariz arrugada.

A Little More Jenlisa - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora