Pendrive

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Lisa rebuscaba con desesperación entre los bolsillos de su mochila; había vertido todos los libros y cuadernos sobre la cama, sacó los lápices y colores de su estuche, revolvió su monedero e incluso buscó hasta en el más mínimo rincón de la mochila, pero la USB que necesitaba encontrar no estaba ahí.

—Mierda —caminaba por la habitación con nerviosismo —. Estoy jodida.

Ella no recordaba haber dejado aquella memoria en su habitación, por lo general siempre la cargaba en su mochila para no olvidar donde la había dejado y así no perderla, pero de todas formas, revolvió todo en su escritorio, miró debajo de la cama, en las sábanas, el armario... cualquier lugar en el que pudiera estar. Sin embargo, su operación de búsqueda no tuvo éxito.

Lisa levantó su celular de la cama y marcó el número de Jisoo, quería preguntar si acaso ella no se había llevado la USB por error.

—Hey, Lis —saludó Jisoo desde el otro lado de la línea —. ¿Qué pasó?

—Hola, oye ¿de casualidad no tienes mi pendrive? —preguntó Lisa —. Es que no lo encuentro por ningún lado.

—No creo, pero déjame ver —la chica fue a revisar en sus pertenencias —. No, no lo tengo. ¿No lo habrás dejado en la biblioteca o en el salón?

Ojalá que aquella hipótesis no fuera verdad, porque si resultara acertada, Lisa estaría acabada.

—Hoy no la saqué, debería estar en mi mochila —Lisa recordó.

—Quizá se cayó —Jisoo sugirió —. Igual no te preocupes, yo puedo pasarte los trabajos, no son demasiados.

Y es que eso no era por lo que Lisa estaba tan nerviosa; si bien, esos trabajos podría volver a hacerlos sin problema en cuestión de minutos e incluso mejorados, nada era imposible para ella siendo tan inteligente, pero el contenido del pendrive en las manos equivocadas podría llegar a ser su perdición y eso era lo que la tenía con un nudo en la garganta.

—No, está bien, los haré de nuevo —dijo Lisa —. Gracias de todas maneras, nos vemos mañana —finalizó la llamada.

En otras circunstancias, Jennie se encontraba en el salón de clases junto con otras dos amigas suyas, era su turno de limpiar y recoger el desastre que sus bobos compañeros hacían en el transcurso del día. Entre el montón de bolitas hechas de hojas de papel que estaba recogiendo con la escoba, alcanzó a distinguir algo distinto.

—Tesoro a la vista —se agachó para levantar el pequeño trozo de plástico azul —. ¿A quién se le habrá caído?

Jennie revisó el exterior de la USB, intentando encontrar algún nombre, iniciales o alguna seña en particular que le indicara quién era el dueño o la dueña, pero no lo consiguió, así que decidió llevarla a casa con ella y vincularla a su laptop para ver si en alguno de los archivos encontraba un nombre.

Llegando a casa, Jennie lanzó su mochila en una esquina de la habitación y caminó hasta su laptop con el pendrive en manos. Antes de que pudiera conectarla al puerto USB, escuchó la notificación de un mensaje en el chat grupal de su clase.

Lalisa: Oigan, ¿alguien encontró un pendrive tirado en el salón? Es color azul y es muy importante.

Segundos después apareció otro mensaje.

Lalisa: Si alguno sabe algo, les agradecería que me dijeran, por favor. Ofrezco una recompensa.

Varios de sus compañeros estaban respondiendo, pero todos decían lo mismo, no habían encontrado nada.

Nayeon: Yo me quedé a hacer el aseo con Wendy y Jennie, pero no vi nada.

Wendy: Yo tampoco.

A Little More Jenlisa - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora