Desastre

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—Estás hecha un desastre —dice Rosé nada más al verme luego de abrir la puerta de la habitación.

—Buenos días —digo sin gracia.

Casi todo el tiempo estoy de visita por aquí, así que conozco la casa de Rosé de arriba a abajo, desde el ático hasta el aterrador sótano que tiene lleno con un montón de cosas inútiles.

Peresozamente me levanto de la cama y voy detrás de Rosé siguiéndole el paso, ella se adentra en la cocina, entonces yo también. Me siento en el comedor mientras que ella prepara algo de té o café, no sé realmente qué es lo que está haciendo.

—Lisa, no me gusta ver como desperdicias tu vida alcoholizándote y enredándote con mujeres que ni siquiera te importan —Rosé se gira para verme.

—Pues no me veas —respondo recargando mi cabeza contra la mesa y ocultándome con los brazos.

La noche anterior había tenido una de las peores borracheras en toda mi vida, perdí totalmente el control con las bebidas, podría decir que llevaba alcohol en vez de sangre corriendo por mis venas. Seguramente alguien encontró mi celular en alguno de los bolsillos de mi pantalón y hurgó entre mis contactos de emergencia para que Rosé fuera a recogerme en las pésimas condiciones que me encontraba.

—¿Sabes quién sí te convenía?

Levanto la cabeza para ver a mi amiga.

—Oh no, Rosé, no vayas por ese lado —le advierto.

—Jennie.

—Cállate —me cubro los oídos con las manos, lo cual es inservible porque puedo escuchar su voz sin problema.

—Tenías a una chica inteligente y hermosa que quería estar contigo, pero la dejaste ir —Rosé continua ignorándome —. Ella era realmente buena para ti.

—Para ya, sé perfectamente que lo arruiné, ¿okay? —digo fastidiada.

—¿Y no vas a hacer nada para arreglarlo? —me cuestiona.

—Seguro que ella me odia —suspiro.

Siento que me muero con el horrible dolor de cabeza y con todos estos pensamientos sobre Jennie que tambien hacen que el mundo me de vueltas. Soy consciente de que ella es básicamente la mujer perfecta, encantadora y amable, pero yo solo soy una idiota asustadiza.

—Toma —dice Rosé dejando una taza de café frente a mí.

—Gracias.

Bebo del café observando a un punto fijo sin sentido en las baldosas del suelo. El horrible sabor de aquel líquido caliente me hace despertar junto con una enorme mueca de asco en la cara.

—¡Guácala! Esto sabe re feo —expreso.

Rosé se ríe mientras me mira.

—No le puse azúcar —dice burlándose.

Desgraciada.

—Eres mala —estiro mi mano para alcanzar el pequeño tarro con azúcar.

—Hoy en la tarde voy a salir con Jisoo, ¿quieres venir con nosotras? —pregunta Rosé.

—Agradezco la invitación, pero no quiero ser la tercera en discordia —digo con desgano recargando mi cara sobre la mesa.

—No seremos solo nosotras dos, también irán amigos suyos de la universidad.

—¿A dónde irán? —pregunto.

—Al bar que está girando en la esquina de la biblioteca central —responde Rosé.

A Little More Jenlisa - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora