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EPÍLOGO

PRÓLOGO

TaeHyung sacudió el polvo de sus manos, maldijo en su interior ser tan holgazán para no limpiar con recurrencia las viejas fotos guardadas en una caja dentro de su armario. Hace un par de días pensaba sobre su vida en la secundaria, y no tenía muchos cuadros colgados de ese entonces en las paredes, así que decidió tomar algunas para colocar en la sala. Estornudó por el polvo, está seguro que si su esposa se entera el poco cuidado que le dio a los álbumes, estaría muy molesta. Pero ella estaba de compras con sus amigas, y él llegó antes, así que no sería descubierto. Con una sonrisa traviesa camino a la sala con la caja entre sus manos, dejándola en la alfombra, escuchó la puerta de la entrada siendo abierta.

Su hija llegó de la escuela.

—¡Joe Sang! ¡¿Qué te pasó?! —alarmado corrió a donde ella, tomándola de las mejillas, su pequeña nunca había llegado a casa lastimada antes— ¿Alguien te hizo esto?

—No te preocupes papá. —se separó, dejando sus zapatos en el mueble— No es como si no me lo mereciera.

—¿Merecerte? ¿Por qué merecerías un golpe?

—Cometí un error. —soltó a la ligera, sentándose en el sofá. Tiro la mochila a un costado mientras fijaba su atención en la caja de allí— Hum, ¿qué es esto?

—¡No evadas mi pregunta! —con el ceño fruncido se sentó a su lado— Y está es mi caja de los recuerdos, hay muchas fotos de mi juventud, también hay algunas de tu madre.

Emocionada la menor se colocó de rodillas frente a la enorme caja de cartón con el nombre de sus padres escrito en la parte delantera, la abrió tomando un álbum rosa con las iniciales 'P.M' supo que eran las de su madre con su apellido de soltera. Deslizando la tapa, comenzó a pasar las hojas con una sonrisa en su rostro, su madre de adolescente era muy diferente a lo que era ahora, su cabello lucia anaranjado con un fleco mal cortado, y tenía una expresión dura. Rió para sus adentros. Pasando a la siguiente, la notó al lado de unos jóvenes de su edad.

—Oh, ellos son…

—Así es, el tío Hoseok y la tía Yubin. —señaló— Vaya… que jóvenes éramos.

Joe se asombró por la belleza de la madre de JungKook, ella ahora tenía un poco más de peso y unas cuantas canas, aún así tenía los mismos ojos redondos. Y su tío Hoseok, seguía igual de energético como muestra la imagen, con él haciendo caras graciosas.

—Vaya, desde hace muchos años son amigas.

—Sí, aunque hubo un tiempo donde no fue como ahora. —ante la mirada intrigada de su única hija, largó una risa nerviosa— Es una larga historia.

¿Su madre había peleado con Yubin? Pero si ellas dos siempre estaban juntas, le era difícil creer que esas dos pudieran gritar o insultar fuera de bromas.

—Papá, ¿una amistad es tan fuerte? digo, si ellas se lastimaron mutuamente, ¿cómo pudieron seguir siendo amigas hasta ahora?

El hombre de arrugas en sus ojos suspiró, tomando la foto por su cuenta, analizó el abrazo de ambas adolescentes en la foto. Es verdad, ellas duraron enemistadas casi un año, hasta que se dieron cuenta lo mucho que extrañaban estar juntas. Yubin se disculpó avergonzada, admitió haber cometido un error al perder su amistad por un chico que nunca la quiso, pudo volver a enamorarse, se casó y tuvo dos hijos. Haberse perdido la una a la otra por una pelea siendo niñas de diecisiete años habría sido horrible.

—Joe Sang, aún eres joven, cometerás muchas equivocaciones en lo que te queda de vida. —explicó, tocando su mejilla lastimada, tenía un presentimiento sobre lo que sucedió— Existen lazos que vienen en todas las formas, una amistad es la familia que eliges, no importa lo que suceda o el tiempo, siempre habrá una oportunidad para remediarlo.

Cuando quiso contestarle, la puerta se abrió y el ruido de unas bolsas hizo que giraran. Su madre se quitaba los tacones en la entrada, con una mujer detrás suyo acompañándola.

—¡Llegué! —anunció, caminando a ellos— Yubin vino a saludar.

La mujer de cabellera negra le sonrió dulcemente.

Y Joe lo entendió, aún tenía mucho tiempo.