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O27 | JOE Y JUNGKOOK

CAPÍTULO VEINTISIETE
2023 ; joe y jungkook

En su regreso a la secundaria después de tomarse unos días de descanso mental, fue recibida por sus amigos, NamJoon le había dado una expresión discreta para que notará cómo las cosas entre la pareja más famosa del salón se volvieron incómodas; ellos ni siquiera se miraban, permanecían distanciados en dos puntas opuestas. El moreno mediante un mensaje de texto le escribió: 'Puedo notar que JungKook quiere terminar con ella desde hace mucho, me pidió que no le diga a nadie.' Claro, Joe ya lo sabía porque se lo confesó en su propia casa, aún así era casi irreal como las cosas avanzaron. Si de verdad le terminaba, ¿Qué haría? ¿Estarían juntos? No podía andar de la mano con él como si nada, no cuando Mina fue su primer amor, no cuando ella seguía queriéndolo, no cuando ella es su mejor amiga. Durante el resto del día su cabeza se mantuvo en las nubes, viendo de lejos a ambos tratando de adivinar qué clase de futuro les depararía el universo.

Sospechaba que algo iba mal cuando salieron en silencio del salón, JungKook se tardó un poco, supuso que era para buscar la perfecta ocasión de pedirle hablar, y esa hora  había llegado justo en ese día de escuela. Los siguió de atrás como una eficaz ninja en el arte del espionaje, pasando entre cuerpos amontonados en los pasillos se mantuvo a unos pasos de distancia para no ser notada, hasta que los vio entrar con discreción al cuarto de limpieza. Una vez la puerta estuvo cerrada quiso acercarse a escuchar, pero no lo hizo, quedó se pie a la vuelta del pasillo apoyando su cabeza contra la pared.

No podía escuchar esa conversación privada, sería seguir faltandole el respeto a Mina.

Pasados unos diez minutos, una mano le acarició el cabello, subió los ojos directo a su rostro que lucía cansado.

—Y-Yo… —fue descubierta— Lo siento, juro que no escuche nada.

JungKook recordó la vez en que tuvo que regañarla por comerse sus chocolates, había ido a su casa a hacer una pijamada cuando tenían once años, la muchacha encontró su caja secreta con dulces y sin nada de culpa se los comió todos. La descubrió porque tenía sus manos embarradas, ella lloró pidiendo disculpas y viendo su tierna carita, no tuvo más remedio que abrazarla, no podía enojarse con Joe.

—Lo sé. —sonrió, luego sus ojos se volvieron decaídos— Nosotros acabamos de terminar.

La contraria suspiró, por su triste mirada sabía que no sería fácil para él acabar las cosas de esa manera cruel.

—Debe ser difícil para ti, después de todo fueron casi tres años juntos.

—Está bien, mis sentimientos fueron marchitándose desde hace mucho. Nuestra relación comenzó de un principio para compartir un interés mutuo —explicó, sus manos bajaban hasta tomar las de ella, quería sentirla cerca—, tal vez confundí amor con apreció, tal vez nunca he amado a Mina como ella quisiera.

—Eso es un poco triste. —susurró.

El pelinegro no dijo nada más, su cuerpo se inclinó para apoyar sus esponjosos labios encima de los suyos. Ambos cerraron los ojos y dejaron que la magia de sus cuerpos fluyera por sí sola, al menos hasta que un grito de guerra los separó alarmados.