❁Inmon (Parte 2)

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La separación fue difícil. Michael sostenía su mano con fuerzas, pidiéndole (por favor) que tuviese cuidado, que no debía arriesgarse demasiado y que debía volver en una pieza porque si veía un solo rasguño en su piel iba a iniciar otra guerra. Luke solo asintió.

—¿Estás diciéndome que si solo para que me calle? —preguntó el príncipe.

—Te diría que si a todo —confesó soltando su mano para pasar sus brazos por sus hombros, pegó su frente a la de él—. Después de todo esto tenemos que hablar sobre nuestro futuro, pero por ahora quedémonos en la parte que todo es perfecto y que cuando acabe vamos a encerrarnos en una habitación con una enorme cama, me vas a abrazar hasta que me quede dormido y cuando despertemos vamos a recordar esto como un sueño.

—Acepto —murmuró cerca de sus labios—. Pero nos vamos a dar un baño antes.

Asintió. Aceptó el último beso antes de soltarlo y tomar caminos separados cuando bajaron del barco.

Sus pies sentían aquel cosquilleo de la magia en la tierra mientras avanzaban, la luz que se filtraba por la capa de nubes que cubrían la isla los acompañó gran parte del camino. Todos eran muy cuidadosos, nadie se atrevía a hablar o decir algún mal chiste como las noches que compartían alrededor del caldero, estaban tensos, pero también alertas a cualquier ataque de la oscuridad.

Atravesaron la playa sin problemas, podía escuchar los pasos y respiraciones de su grupo con claridad, de alguna forma le tranquilizaba escucharlos porque sabía que no estaba solo. Todas esas personas creían en él, iba a gobernar para ellos y dar lo mejor de él. Si la isla le permitía pasar su vida junto a Michael, él le respondería con acciones para su gente y la magia. Porque de lo contrario, no sabría si podía seguir viviendo feliz en caso de perder a su príncipe de ojos verdes.

—Luke, creo que es momento de que llames a tus amigos —le dijo Ashton a su lado.

Entraban a una especie de bosque, el cielo se iba oscureciendo más y más gracias a las copas de los árboles.

—Me sorprende que sigan vivos —comentó rozando el tronco de un árbol con la punta de sus dedos.

—La magia los mantiene. Puedo sentirla debajo de toda esta oscuridad —comentó su mejor amigo. Hizo un sonido de aprobación, él estaba sintiendo la magia desde que entraron en sus aguas.

Bajó sus brazos dejándolos relajados a sus costados, sus dedos comenzando a cosquillear cuando llamó a la magia, atrayendo enredaderas a sus brazos, las cuales se aferraron con familiaridad a sus extremidades, había extrañado la sensación de la magia conectándose con sus acciones y pensamientos, de las hojas verdes contra su piel. Soltó las enredaderas para caminar libre, aunque sabe que estas lo estarán siguiendo todo el camino.

Solo quería terminar pronto. El miedo estaba ahí, esperando para atraparlo y paralizar todo su ser en cualquier momento, las ganas que tenía de pelear anulaban cualquier miedo latente en su interior. Las ganas de estar nuevamente junto a Michael lo hacían seguir adelante para llegar al maldito castillo de la isla, capturar al bastardo que estaba haciéndole eso a la isla y liberar a las personas, liberarse a sí mismo.

—Deberíamos tomar un descanso aquí —sugirió William, el líder del ejército que los acompañaba—. Nos queda un largo camino y no podemos parar una vez nos adentremos más en el bosque. La oscuridad se va a mezclar con los árboles, así que no nos conviene pasar la noche.

—¿A dónde llegaremos?

—Al comienzo de las primeras aldeas, las que en su momento se dedicaban a las plantaciones de trigo, si tenemos suerte encontraremos un molino donde escondernos y recuperar energías.

magic and green eyes ❁ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora