❁A solas.

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Su habitación era calurosa en las mañanas porque el sol entraba sin importarle su sueño, pero esa mañana estaba un poco más calurosa de lo usual. Sus ojos se removieron bajo sus párpados, se movió hacia adelante y chocó con algo, o mejor dicho, alguien. Abrió los ojos encontrándose con la espalda de Michael, quien en algún punto de la noche se había quitado la camiseta, dejándole ver su piel blanca, con pequeños lunares esparcidos entre sus omóplatos, algunos perdiéndose bajo las sábanas. Quiso mover sus manos hasta tocarlos y unirlos, pero se contuvo.

Cerró los ojos nuevamente, acomodándose más cerca de él, pegando su mejilla a su espalda y las manos las mantuvo debajo de su cabeza.

—¿Luke?

Fingió no escucharlo aunque la voz retumbó cerca, no sabía de qué iban a hablar, sus mejillas estaban poco a poco volviéndose rojas con los recuerdos de la noche anterior, recordó al príncipe tocando los lugares que nadie más que él había tocado (ni siquiera él los había tocado así), los besos que dejaron sus labios con una sensación de hormigueo y que al recordarlo sentía cosquillas en su estómago.

—Luke —susurró.

—¿Qué?

Sintió una risita por parte del príncipe heredero y se alejó un poco, quedando sobre su espalda con ambas manos detrás de su cabeza. Michael se volteó.

—¿Esas son formas de decir buenos días?

—Tu ni siquiera lo dijiste —le recordó rodando los ojos.

—Buenos días, Luke.

—Buenos días, Michael.

Una sonrisa se desplazó por sus labios cuando sintió un beso en su mejilla, no quería verse tan estúpido a su alrededor, pero hacía esas cosas que lo hacían verse estúpido así que se rindió. Se recostó de lado y miró al príncipe, esperando que hablase primero.

—¿Qué hacemos?

El silencio reinó por unos minutos, se concentró en mirar sus ojos, verdes y aún hinchados por el sueño. Delineó su mejilla con un dedo, Michael tampoco dejó de verlo en ningún momento.

—La sirena se transforma en alguien a quien deseas —susurró Luke al final—. No sabía cómo explicártelo en ese momento, no podía ser tu madre, pero creo que tampoco quería saber la respuesta hasta anoche.

—Por todos los dioses, Luke ¿por qué me lo dices ahora?

Michael agarró su mano y el ojiazul sonrió, se contuvo para no lanzarse sobre él cuando su mirada avergonzada se encontró.

—Porque una parte de mi deseaba que fuera yo —contestó soltandose del agarre del príncipe y llevándola nuevamente hasta su rostro—. Y no sé bien qué vamos a hacer ahora, admiro que estoy asustado con una mezcla de curiosidad —delineó los labios ajenos con su pulgar—. ¿Vamos a terminar con el corazón roto, Michael?

—Depende de que tan fuertes sean nuestros sentimientos.

—¿Aún quieres ir conmigo a ver a las sirenas esta noche? Ashton está planeando todo. Él nos sacará del castillo de forma legal.

—¿Cuándo lo haremos de la forma ilegal? Me gustaba chocar contigo cuando corríamos por los pasillos.

Luke se sonrojó cuando Michael pasó un brazo por si cintura y acercó sus cuerpos, hundiéndose en el hueco de su cuello comenzó a repartir besos en su piel.

Estaba desechando la idea de seguir conversando, al final no podían definir nada porque su futuro definitivamente no era juntos, como decía Amaranta, debía disfrutar el momento y dejarse llevar, así que con ese pensamiento en mente movió su rostro para atrapar los labios del príncipe heredero entre los suyos.

magic and green eyes ❁ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora