❁Kristain.

178 35 12
                                    

Sus ojos azules seguían el recorrido del sol durante la mañana, mientras disfrutaba de su desayuno veía como esos rayos cálidos iluminaban más su habitación hasta hacerla brillar.

Cuando todo estuvo cálido, su estómago lleno y sus pensamientos en orden, decidió que era momento de levantarse. Sus pies descalzos tocaron el suelo y lo llevaron hasta el baño, donde Lauren estaba preparando su baño de flores.

"Todo listo, mi príncipe."

La mujer sale del lugar y Luke deja caer la bata de seda azul a sus pies, camina apresurado hasta la tina de piedra, bajando con cuidado las pequeñas escaleras hasta sentarse en el fondo dejándose llevar por aquellas exquisitas flores que nutren su piel, impregnando su perfume en su cuerpo.

Recuerda que sus nuevos huéspedes llegan al medio día, el castillo está vuelto un caos, aunque para Luke no es un gran problema. Solo estaría presente en las comidas y fiestas, nada de los temas formales es de su incumbencia. Y no es porque él quiera, está obligado a quedarse afuera de temas importantes como lo es el reino.

"¡Agradece al sol, Lauren!" Dice entusiasmado mientras lo envuelve en una toalla. "Hoy es el comienzo del reconocimiento de nuestra isla, ¿no es lindo?"

La mujer solo sonríe y camina detrás del rubio hasta el vestidor, lo ayuda con sus prendas para finalmente secar su cabello y adornarlo con un fino diadema de plata con pequeñas incrustaciones de diamantes.

No hubo coronación para él cuando cumplió los dieciséis años, pero después de insistir tanto, sus padres lo dejaron llevar algo pequeño que muestre su pertenencia a la familia real, además de incluir su trono en el gran salón. Hay algo en él que sus padres no permiten o se avergüenzan, es lo que lo hace especial pero no puede mostrarse al mundo.

"¿Alguna vez viste a los reyes, Lau?" Pregunta el príncipe mirándose una vez más al espejo en marco de oro, perteneció a su abuela.

"Jamás, mi príncipe." Responde ajustando el lazo de la chaqueta de Luke, quien sonríe satisfecho con su apariencia.

"Me temo que no es tu día de suerte porque solo viene el príncipe." Dijo con algo de tristeza, la mujer solo sonrió. "¿Cómo crees que es? Espero que se amable. Puedo mostrarle la aldea y la celebración al Sol."

No va mucha gente importante al castillo, siempre reciben visita por parte de Los Guardianes, su isla se divide entre tres lugares importantes. El primer lugar es el de la medicina, luego la pesca, finalmente la cosecha de la fruta, familias elegidas hace muchos años administran que todo funcione bien y cuidan de los frutos de su tierra y mar que hacen funcionar a la isla.

Las puertas de su habitación se abrieron y comenzó a caminar por el pasillo, su guardia real detrás de él como siempre. El sol iluminaba cada rincón del castillo, el cual poseía grandes ventanales, cada uno con marco de plata y la figura de la luna tallada, Luke no entendía por qué la maravillosa luna era la protagonista de su castillo, pero lo amaba.

Llegó al comedor, el bullicio se hacía presente y su presencia pasó desapercibida para -casi- todos. La familia Irwin se encontraba disfrutando del desayuno, encargados de la cosecha de las frutas y la familia Frangipane, encargados del área pesquera.

Caminó hasta su asiento, aunque ya había desayunado en su habitación, debía estar presente.

"Príncipe Luke."

Se volteó lentamente para encontrarse con su mejor amigo, se sorprendió al ver su cabello rizado atado con una cinta formando una coleta pequeña, sus ojos seguían igual de alegres que siempre, mostrando una sonrisa con hoyuelos perfectos y su piel bronceada por pasar horas bajo el sol.

magic and green eyes ❁ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora