capítulo 4 › Cafuné

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Cafuné: Palabra de origen portugués que se refiere al acto de acariciar el pelo de alguien para mimarlo o relajarlo.
Daniel

Dirijo mis pasos por los pasillos de la universidad hasta llegar al salón donde me corresponde impartir las lecciones en este horario. Las dos semanas que han pasado toman el mismo rumbo últimamente: peleas con Harie, salidas a bares o discotecas con mis amigos, venir a dar clases a la universidad y salir a casa de Jack. Sin embargo, esta rutina se vio interrumpida al toparme con Melissa en otro bar, todo gracias a la brillante idea de Adam de querer ir al bar que inauguraron nuevo un poco lejos de aquí, siendo en coche el trayecto más corto.

---Pensé que no te volvería a ver más después de aquella noche ---fue lo primero que soltó al verme. Cabe destacar que fui yo quien se acercó a ella. Verdaderamente no sé donde tenía la cabeza, pero haberla visto allí, a menos de un metro de distancia, compartiendo el mismo aire nuevamente, con los recuerdos de aquella noche atacandome sin poder escapar de ellos, empezó a desencadenar un sube y baja en mis emociones que solo se calmó cuando me acerqué a hablarle. Tampoco estoy seguro de donde saqué el valor para la acción, posiblemente de los tres tragos que tomé con anterioridad.

---Parece que la vida no opina lo mismo ---me limité a responder.

Nuevamente follamos en el baño del bar, pero esta vez estábamos conscientes el uno del otro. Al acabar y volver, supe, con tan solo ver a Jin, que sabe o sospecha lo que he hecho. Él no necesita que le cuente las cosas porque sabe leerme mejor que nadie. Para Jin soy un libro abierto que no se cansaría de leer.

El salón me recibió vacío y dejé mis proyectos encima del escritorio.

Harie me ha hecho una llamada hace poco solo para informarme mi descuido al dejar las llaves y pasó por la universidad a dejármelas, según ella no tiene conocimiento de su hora de llegada esta tarde-noche. Siempre que toca sus temas laborales (o cualquier otro) le presto toda mi atención, me encanta oir como se expresa sobre las cosas que le gustan y le apasionan, es como si aún conservase dentro de sí misma esa adolescente risueña que conocí pero la mantiene encerrada todo el tiempo.

---¿Todo tranquilo? ---Adam se asoma por la puerta del salón. Dí una pequeña sonrisa obligandome a apartar mis pensamientos.

---Hasta ahora sí, la tortura comienza luego.

---Sí, claro. Cosas que entre profesores comprendemos. ¿Sabes qué le pasó a Jin? Se fue temprano en la mañana teniendo aún dos turnos pendientes con otros grupos.

---No, apenas nos dimos los ¨buenos días¨ esta mañana.

---Deberíamos hablar más tarde con él. Nos vemos, Dan.

Le textee a Jin pero el mensaje quedó en enviado, sin signos de que estuviese en algún sitio con buena señal. La preocupación se eleva en mi cuerpo y empiezo a imaginar los motivos que obligaron a Jin a abandonar su puesto de trabajo sin completar la jornada. Cada episodio es peor que el anterior y para distraerme quise pensar en algo más. Fue entonces cuando ella tomó el control de mi mente, con su cabello negro y esos ojos azules que transmiten el mar, la calma, la pasión. Un azul que te envuelve y te hipnotiza, te hace elevar alto en el cielo y caer deprisa. Segundos más tarde llegué a la conclusión de que debía de haber pedido su número, Melissa debe ser buena entablando temas de conversación mediante las tecnologías. Cierto, no pude pensar en aquello porque estaba demasiado ocupado en venirme dentro de ella. Maldito psicópata.

Froté mis manos en mi rostro en señal de frustración. ¿Qué se supone que estoy haciendo? Mi vida se ha vuelto, en estas últimas tres semanas, algo que ni siquiera yo puedo descifrar.

---Todos nos convertimos en aquello que alguna vez odiamos ---recordé las palabras que Harie siempre comenta, las mismas que diría si tuviese conocimiento de mis acciones en los últimos días. Es como... Arder en el infierno y me gusta hacerlo.

Sol de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora