capítulo 15 › Fract

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Fract: Palabra de origen inglés para referirse a aquello que está quebrado o agrietado.
Daniel

Pasé la página de mi libro. He pasado toda la tarde con las palabras de mi hermano dando vueltas en mi cabeza. No sé como coños es que aún no he colapsado. Dejé el libro a un lado cuando tuve que dirigirme a la cocina por un vaso de agua. Las manos me temblaban y cuando fui a tomar el vaso terminó resbalando y eventualmente rompiéndose en varios fragmentos en el suelo. Alcancé el teléfono que sonaba encima de la mesa.

—¿Qué? —tragué el nudo de mi garganta, había tirado un vaso, el vaso. Nunca me ha pasado.

—¿Estás bien, Daniel?

—Ha-harie.

—Bueno, hoy tuve un día-

—Hablamos más tarde, por favor —lo último lo susurré. No llegué a esperar una respuesta de su parte, solo lancé el teléfono al bolsillo de mi pijama y corrí al baño.

Las manos seguían temblorosas, el sudor baja de mi sien como si recién me hubiese dado una ducha y no me hubiese secado el agua que quedó, puse el pestillo y sentí mis ojos llenarse de lágrimas. Ya es algo común para mí encerrarme en el baño cuando me dan las crisis.

Lloré, me dolía por dentro, como si mi piel se estuviera desgarrando. Me siento una mierda, me siento vacío, como si no tuviera nada. Ahora es de estos momentos donde siento que todo se me arremolina y amenaza con explotar. Las ganas de llorar me invaden y yo dejo que las lágrimas fluyan, no me siento un pendejo, me siento como si ya hubiera tenido demasiado de esta porquería. Mi respiración se siente pesada y siento dolor emocional. En estos momentos siento que me desmorono, de todos modos no es la primera que lo hago. La cabeza me empieza a dar vueltas. No puedo respirar, intento calmarme y darme consuelo a mi mismo, nada funciona, intento inhalar aire y todavía siento que me asfixio, las pastillas ya no parecen parar mis crisis, en todo caso suelen empeorar, de nuevo no sé como poder controlar el dolor emocional, como parar los ataques de ansiedad, las pastillas ya no funcionan como antes, no encuentro consuelo en Harie, ni en su voz, no me siento con ganas de llamar a los chicos. Me levanté, intenté alcanzar el pomo de pastillas encima de la repisa y terminé tumbando el espejo que se hizo pedazos junto a mí.

Seguí sin poder respirar, se siente como si me arañaran la piel por dentro, no puedo, no lo consigo, no controlo el dolor emocional que siento ahora mismo. Me dejé caer nuevamente mirando el espejo roto. Las uñas comenzaron a enterrarse en mis muslos, en un intento de apagar el dolor emocional, pero no es suficiente. Tomé uno de los vidrios rotos del espejo y en un momento de valentía terminé haciendo cuatro cortes en mis muslos.

La sangre brotaba de las heridas, dejé caer el pedazo de vidrio, me estaba ardiendo y me dolia, pero se siente tan bien, el dolor físico supera el emocional, ya no lo siento, es tan jodidamente bueno. Mi respiración se calmo, sentí que tenía de nuevo el control de mi cuerpo, dejé de temblar, aún así me quedé tirado en el suelo del baño procesando que había echo algo que juré que nunca haría en un ataque de ansiedad por mayor que fuese.

Me he cortado, se ha sentido bien, me ha gustado, aún así no quiero caer en la puta adicción que esa mierda provoca.

Me he cortado, se ha sentido bien, me ha gustado, aún así no quiero caer en la puta adicción que esa mierda provoca

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