capítulo 33 › Brío

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Brío: Ánimo o energía con la que se toma la decisión de hacer algo.
Daniel

Mayo

No pienso entregarte ésta carta ya que hace unos meses que te fuiste pero mi psicóloga me recomendó que escribir puede ayudarme a liberarme de algunas emociones y decidí hacerlo como si te contara todo mi progreso a tí sabiendo que si llegaras a leerlas te sentirías orgullosa de mí.

La primera vez que fui a la psicóloga tuve miedo, estaba asustado y tenso, no quise contarle mis problemas a alguien más porque siento que esa lucha era conmigo mismo, que nadie debe interferir en ello. Jin me acompañó y se quedó afuera, mientras los cuarenta y cinco minutos que dura la sesión intenté relajarme y no estar tan a la defensiva. Mi psicóloga se llamaba Claudia e intento crear una plática amena para llegar a conocernos un poco. Me comentó algo que todavía recuerdo y llegué a encontrar cierta verdad en sus palabras, fue allí cuando comencé a abrirme con ella:

—Todos necesitamos un hombro para llorar y una cura para sanar. No está mal pedir ayuda y está bien querer ser salvado.

Hablamos de la dependencia de pareja primeramente, me vi obligado a contarle ciertos aspectos de mi vida e incluso todo lo que sentía por tí. Tuvimos una gran charla donde me dí cuenta que la dependencia que Harie tuvo por mí debió comenzar con el mal trato que le daban sus padres.

—Toda relación humana tiene su grado de dependencia, es lo que nos mantiene unidos, aún más cuando hay proyectos y metas en común. Pero las personas como ella que crecieron en un hogar disfuncional y sin el amor de figuras paternales suelen estar expuestas a crear una dependencia que puede ser perjudicial.

Llegué a la conclusión de que estuvimos demasiado tiempo como para que ese lazo se afianzara y al ver eso comencé a sentirme presionado y a crear también esa dependencia ya que al ver que ella me necesitaba como si fuera su oxígeno me obligué a sentir lo mismo pensando que de esa forma podría demostrarle mi amor.

Entendí que no debo estar solo en esta batalla y Jin, Adam y Jack me han estado acompañando en cada paso que doy, demostrandome que puedo ser fuerte pero principalmente quiero hacerlo por mí, quiero sanar y dejar esto de lado, formar una nueva etapa en mi vida y sentirme orgulloso de ello. Aprendí, además, que no debo temer a las emociones, que puedo nadar en ellas y no son malas la mayoría del tiempo.

Sigo sin entender completamente tu huida, intento darle cuerda en mi mente pero sigo sin encontrarle lógica, la voz de mi mente no deja de susurrarme cosas, posibles respuestas a las que no quisiera creer. Tal vez un día podamos hablar y pueda demostrarte que me dejaste aquí, un poco enfadado por no haberte quedado. Aquel día en el aeropuerto, me tomó tanta fuerza de voluntad no lanzarme y arrodillarme ante ti para pedirte que no te fuera.

Supongo que solo supe respetar su decisión aunque por dentro sentía que me arañaban y pedían a gritos tu presencia.

Mi psicóloga y yo hemos tomado la decisión de vernos dos veces por semana al ser el comienzo de mis sesiones. Todavía tengo miedo, todavía sigo temblando por ataques de ansiedad, pero estoy seguro de poder salir de esta.

 Todavía tengo miedo, todavía sigo temblando por ataques de ansiedad, pero estoy seguro de poder salir de esta

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